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¿Os acordáis de Fran, el extremeño de la segunda edición de ‘Gran Hermano’? Pues este el giro que ha dado a su vida… y su versión de la polémica expulsión de “el Yoyas”

La segunda edición de Gran Hermano vino con muchas novedades: tras los problemas de seguridad de la primera edición, se cambió la ubicación de la casa que pasó por primera vez a estar en el municipio de Guadalix de la Sierra. Además, se introdujo más color para dar más alegría a la casa, se amplió el jardín —incluyendo una sauna— y se mejoró la piscina.

El eslogan de esta edición fue “el primer Gran Hermano del siglo XXI“, y entraron 12 concursantes, aunque uno de ellos fue obligado a abandonar el concurso por decisión de la dirección del programa —¿os acordáis de quien?—, siendo sustituido por una reserva.

Aunque en la actualidad no sea un rostro conocido de la televisión, Fran García fue el segundo finalista de la segunda edición de Gran Hermanoque ganó Sabrina— y todo un fenómeno social. En la casa se metió al público en el bolsillo por ir todo el día en albornoz, una prenda que le sirvió para ganar y donar mucho dinero —cuando salió de la casa, fue a El Corte Inglés y se compró unos cuantos más, que se subastaron en muchos sitios para fines benéficos.

Entró con 34 años al reality y consiguió que el nombre de su pueblo, Barcarrota, sonara bien alto en toda España. Y aunque no ganó —quedó segundo—, en Extremadura le recibieron como un héroe.

Por lo visto, antes de entrar en la casa Fran intentó ser torero y futbolista, “sólo me falta político y cantante” dijo en una ocasión. Empezó la carrera de Empresariales, pero se fue a la mili y ya le dio “pereza” volver a coger los libros. Al final, heredó una finca de su tía y se quedó como ganadero, pero se aburría en Barcarrota y le picó la curiosidad de saber cómo era un casting. En él, gustó como personaje y consiguió entrar en la casa.

Tras su salida de la casa hablo lo que quiso y más sobre lo ocurrido en el reality, pero finalmente optó por alejarse de la fama y centrarse en su pueblo. Una década después, asegura que sigue siendo el mismo que antes de Gran Hermano, que su vida no ha cambiado. Y es que Fran decidió volver a su vida de antes: ocuparse de la explotación de ganado y no aparecer en televisión, excepto alguna gala benéfica.

“Otros se colocan en la tele, se van a otra ciudad, cambian de amistades… Yo sigo en Barcarrota y me sigo dedicando a lo mismo.”

Esta es su conclusión sobre el paso por el programa:

“Si tú no tienes unos valores cuando entras allí, no vas a salir con esos valores. Es más, puede ser que pierdas alguno por todo este barullo que te meten.”

Como parte positiva, destacó que “se conoce a mucha gente y se ganan unas perritas.

“Dentro de la casa nos pagaban unas 35.000 ó 45.000 pesetas al día —entre 210 y 270 euros. En general, para lo que debería haber ganado, muy poco, pero, por ejemplo, gané unos 50 millones de pesetas —en bruto— en un verano. En aquellos tiempos las discotecas las pagaban muy bien, en Barcelona me dieron tres millones y medio de pesetas por una noche. Antes no había tantos programas. El otro día, por ejemplo, Indhira vino aquí por 400 euros. Pero sigo teniendo cuentas pendientes, como el regalo de la vuelta al mundo.”

Asegura que mantiene relación con algunos de sus ex compañeros de programa… e incluso otros grandes hermanos de otros años:

“De mi edición, sobre todo con Roberto. Pero con el que mejor me llevo de todos, es con Jacinto: el animal este que entró en Gran Hermano, el salvaje, el medio australopithecus, el hombre de las cavernas… ¡con ese es con el que mejor me llevo! Ya en serio, es muy noble, pero muy cabezón.”

Años después ha revelado las circunstancias que rodearon la expulsión de Carlos, “el Yoyas:

“Nos dijeron que podíamos hablar mal del Papa, de Aznar —que en aquella época gobernaba—, del Real Madrid, de El Cordobés, de La Pantoja…, que eso era problema nuestro, pero que nunca podíamos tirar contra el programa. Por eso echaron al Yoyas —Carlos, otro concursante de la segunda edición de Gran Hermano—, porque no paraba de quejarse que no había comida ni tabaco y cuando protestaba las cámaras tenían que dejar de grabar. Fue por eso, pero lo hicieron muy bien con la excusa de que había maltratado a Fayna —otra concursante y actual pareja de Carlos.”

¿Os acordáis de Fayna, no? Pues vais a flipar con su terrorífico regreso a la actualidad

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