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“Va a ser que no”. La surrealista propuesta de un soltero acaba en drama en ‘First Dates’

First Dates: Angelino y Lali, una cita entre dos almas solitarias

First Dates, el programa de citas más visto de la televisión, recibía el jueves por la noche a una nueva remesa de solteros dispuestos a encontrar el amor. Entre ellos, destacaban Angelino y Lali, dos personas maduras que compartían el mismo objetivo: combatir la soledad que les acompañaba desde hacía años.

Angelino, de 75 años y natural de Albacete, se definía como un hombre espiritual, pero no religioso. Se había divorciado en 1992 y desde entonces no había encontrado a nadie que le hiciera feliz. Buscaba una mujer comprensiva, sincera y con la que compartir su filosofía de vida. ‘‘Lo más grande que puede tener un hombre es una buena compañera’’, afirmaba.

Un tropiezo y una buena impresión

Lali, de 69 años y procedente de Murcia, era su cita. Se trataba de una mujer muy joven de espíritu, a la que le gustaba la moda y salir de fiesta. Su hija de 21 años le había animado a participar en el programa para que no se quedara sola. Sin embargo, su entrada en el restaurante no fue muy afortunada, ya que casi se cae al tropezar con una alfombra. ‘‘Esa alfombra vamos a tener que quitarla’’, bromeaba Carlos Sobera, el presentador. ‘‘Te vi casi aterrizando’’, añadía Matías Roure, el camarero.

A pesar del incidente, Lali se mostraba muy ilusionada con su cita. Y es que Angelino le había gustado físicamente desde el primer momento. Él también se sintió atraído por ella y por su forma de vestir. Después de presentarse y saber de dónde venían, se sentaron en su mesa para conocerse mejor.

La soledad, el tabaco y el futuro

Allí, Angelino le contó a Lali que llevaba más de 30 años soltero y que no tenía hijos. Ella se sorprendió, pero le confesó que también estaba cansada de la soledad, aunque tenía una mascota que le hacía compañía. Ambos coincidieron en que querían encontrar a alguien con quien compartir su vida y sus aficiones.

También descubrieron que tenían otro punto en común: el tabaco. Los dos fumaban, pero estaban dispuestos a dejarlo si encontraban el amor. ‘‘Si llegamos a algo, que creo que sí, verás como dejamos de fumar si los dos tenemos el deseo de dejarlo’’, le decía él con optimismo.

Un ofrecimiento que no convence

La cita iba viento en popa, hasta que Angelino empezó a presumir de sus propiedades y a invitar a Lali a que se fuera a vivir con él. Le habló de su casa en Albacete, de su finca en el campo y de lo bien que se estaría allí. ‘‘Tienes que ver aquello, te va a gustar’’, le insistía. Pero Lali no se mostró muy entusiasmada con la idea. ‘‘Me ha parecido buena persona, pero lo de irme a vivir con él…Va a ser que no’’, pensaba.

A pesar de ese detalle, los dos solteros se gustaron y se divirtieron durante la velada. Al final, se sinceraron y se dijeron que querían seguir viéndose. Por eso, en la decisión final no hubo sorpresas y ambos aceptaron tener una segunda cita. Se fueron del restaurante cogidos de la mano y con una sonrisa en la cara.