El recurrente sueño de la jubilación anticipada
Nupur Dave, una profesional con raíces indias, se propuso un objetivo ambicioso: retirarse a los 40 años. Su carrera floreció en Estados Unidos, donde ocupó cargos importantes en Google, tanto en Atlanta como en Mountain View. Sin embargo, al alcanzar la ansiada cuarentena, optó por el ‘sueño’ de la prejubilación.
La mujer se aseguró de su solvencia financiera con la ayuda de un asesor y sus ingresos pasivos, incluyendo las ventas de sus libros. A pesar de un salario anual de 100.000 dólares, su traslado a India le permitió un estilo de vida lujoso sin agotar sus ahorros. Pero pronto descubrió que algo faltaba en su vida retirada.
El vacío sin la relación humana
“Dejé mi trabajo un viernes. El lunes por la tarde, estaba llorando”, confesó Nupur al medio ‘Business Insider’. La interacción social diaria en el trabajo le hacía falta. Para recuperarla, exploró los espacios de coworking, buscando recrear el ambiente perdido de Google.
La soledad de los espacios de coworking la golpeó duro. “Estaba completamente vacío. No hacía amigos y no me sentía inspirada”, lamentó. La falta de una comunidad como la de una oficina tradicional la dejó insatisfecha, y solo cuatro meses después, decidió que necesitaba volver al trabajo.
El decisión de volver al mundo laboral
Nupur encontró un nuevo empleo en el departamento de desarrollo de una empresa de coches eléctricos en Bengaluru. Con un salario alto y con sus ahorros intactos, recuperó lo que más valoraba: la camaradería diaria con sus colegas.
“Un placer que, quien lo tiene, sabe lo enriquecedor que puede llegar a ser”, concluyó, apreciando la riqueza de las interacciones humanas en el lugar de trabajo.