En coma desde que tomó un batido de proteínas.
El 28 de septiembre del año pasado, la vida de Marta Pérez, una joven de 19 años de Ibi, Valencia, dio un vuelco tras sufrir un shock anafiláctico provocado por un batido con proteínas que contenía pistacho. Aún se encuentra en coma y su familia vive un calvario luchando por un tratamiento adecuado.
Tras el incidente, Marta fue llevada al Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy, donde su madre, María Verdejo, denuncia un trato inhumano por parte del personal médico. Marta perdió 20 kilos en tres meses debido a una alimentación insuficiente, mientras sus padres luchaban por obtener informes médicos y decidir sobre su tratamiento.
Finalmente, en diciembre, Marta fue trasladada al Hospital Vithas Valencia Consuelo, donde su situación ha mejorado. Sin embargo, la prórroga del tratamiento está a punto de acabar y sus padres temen que se les quite la ayuda que tanto les ha costado conseguir.
“No saldrá”.
Quico Fenollar, director médico del Hospital de Alcoy, niega las acusaciones de la familia y asegura que se le han proporcionado todos los recursos posibles a Marta. Fenollar afirma que el objetivo es que Marta pueda regresar a casa una vez mejore su respiración, pero sostiene que no hay pruebas que indiquen que vaya a salir del coma.
“La joven no va a salir del coma, un coma vigil, y no hay ninguna prueba que diga que se pueda dar otra posibilidad”, afirma el médico.
El origen del shock anafiláctico de Marta se encuentra en el Sparta GYM de Ibi, donde le ofrecieron un batido de proteínas que contenía pistacho, a pesar de que ella preguntó si tenía frutos secos debido a su alergia. Martín Marinov, dueño del gimnasio, niega haberle dado el batido y asegura tener grabaciones que respaldan su versión.
“Cuando íbamos del centro de salud a casa después de haber ido a él con su amiga, antes de que se volviera a encontrar mal Marta después del pinchazo de Urbason, me dijo que el entrenador del gimnasio le había dado un batido recuperador y que ella había preguntado que si tenía frutos secos, porque es muy alérgica. El entrenador le dijo que no y se lo tomó”, cuentan.
Mientras tanto, la familia de Marta continúa su lucha diaria, recibiendo ayuda psicológica y enfrentándose a la burocracia para obtener un tratamiento adecuado para su hija. Su madre, entre lágrimas, solo pide que les ayuden y les dejen de hacer sufrir por luchar constantemente por un tratamiento que se acaba.