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España de luto: Fallece trágicamente Enrique Ventura

Trágica noticia.

La sociedad se conmueve ante las tragedias. Cuando alguien muere por causas inevitables, como el paso del tiempo, podemos aceptar la pérdida con resignación. Pero hay situaciones en las que el dolor se multiplica por la inesperada desaparición de una persona que era un referente para muchos, como Enrique Ventura.

El mundo del cómic español se viste de luto con la partida de uno de sus más emblemáticos y queridos creadores, Enrique Ventura. El artista, cuyo ingenio y trazo único dieron vida a la aclamada serie ‘Grouñidos en el desierto’, nos ha dejado a la edad de 78 años. La noticia fue difundida por la editorial Evolution-Cómics, parte del reconocido sello Panini, que utilizó las redes sociales para compartir el pesar de esta gran pérdida.

“Echaremos muchísimo de menos esos paseos…”

La carrera de Ventura estuvo marcada por una colaboración fructífera con su primo y colega, Miguel Ángel Nieto. Juntos, bajo el nombre ‘Ventura & Nieto’, conquistaron las páginas de la revista ‘El Papus’ con su humor mordaz y crítico. Más tarde, su talento los llevó a ‘El Jueves’, donde ‘Grouñidos en el desierto’ se convirtió en un hito, con Groucho Marx como protagonista. Tras el inesperado fallecimiento de Nieto en 1995, Ventura asumió la responsabilidad completa de la serie, continuando con la creación de guiones hasta el año 2013, manteniendo viva la esencia de su trabajo conjunto.

Pero ‘Grouñidos en el desierto’ no fue la única joya en la corona de Ventura. Su creatividad se desbordó en obras como ‘Es que van como locos’, ‘Maremagnum’ y ‘Histerias indecentes de la tele’, todas ellas aportaciones significativas al universo de ‘El Jueves’. Este madrileño de nacimiento, pero catalán de adopción, descubrió su verdadera vocación en el arte de la ilustración después de haber cursado estudios en Arquitectura, demostrando que el llamado de la pasión artística puede resonar en cualquier etapa de la vida.

Los logros de Ventura fueron reconocidos con distinciones como el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona en 1997 y el premio Caganer del año en 2002. Su partida deja un vacío en el corazón de la cultura española, con figuras destacadas del ámbito cultural expresando su tristeza y admiración por un hombre cuyo legado trasciende el papel y la tinta para instalarse en la memoria colectiva de varias generaciones.