La trsite despedida de Lima
Jorge Javier Vázquez, el famoso presentador de televisión, ha compartido con sus lectores la triste noticia de la muerte de su galga Lima, a la que adoptó hace doce años junto a su expareja P. Lima era su compañera fiel, su confidente, su amor incondicional. Su pérdida le ha dejado un vacío difícil de llenar.
El presentador relata cómo Lima le recibía siempre con alegría al llegar a casa, cómo le reclamaba su atención cuando se iba de vacaciones, cómo le esperaba en la puerta de su habitación cuando él estaba ingresado en el hospital por un ictus que sufrió hace unos meses. Jorge Javier asegura que entre él y Lima había una conexión especial, que se entendían con la mirada, que se querían como nadie.
El flechazo con el veterinario y el susto de noviembre
Pero no todo fueron momentos felices. Jorge Javier cuenta que a finales de noviembre, Lima empezó a tener problemas respiratorios y tuvo que llevarla de urgencia al veterinario. Allí, mientras le ponía oxígeno a su galga, sintió un flechazo con el joven y guapo veterinario que la atendía. Pensó que Lima le estaba presentando a su sustituto, a alguien que le cuidara emocionalmente cuando ella no estuviera.
Sin embargo, pronto se enteró de que el veterinario tenía novia y de que él le había confundido con un antiguo presentador de un programa fracasado. Jorge Javier se ríe de sí mismo y de su imaginación desbordada, pero reconoce que ese día estaba especialmente arreglado porque acababa de hacer una entrevista para la revista Lecturas.
Afortunadamente, Lima se recuperó de ese episodio y volvió a casa con una pastilla de más. Jorge Javier confiesa que le impactó verla tan vulnerable, tan dependiente de él. Pero se convenció de que aún le quedaban muchos años de vida, de que ella era fuerte y resistente.
El adiós definitivo
Pero el destino le tenía preparada una mala jugada. El pasado jueves por la noche, Lima se fue para siempre. Jorge Javier no da detalles de las circunstancias de su muerte, solo dice que se la encontró sin vida en el sillón. Su dolor es evidente, su pena inmensa. Se despide de ella con unas emotivas palabras: “Lima, mi galga, mi vida, mi todo. Gracias por tanto. Te quiero”.