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Aparece Alex, el niño desaparecido en España en 2017

Encuentran al niño desaparecido hace seis años.

Alex Batty tenía 11 años cuando desapareció en Benahavís, un pueblo de la costa malagueña, en octubre de 2017. Había ido de vacaciones con su madre y su abuelo, que no tenían su custodia legal. Desde entonces, nadie supo nada de él, hasta que esta semana fue encontrado por un camionero en una carretera del sur de Francia. El joven, que ahora tiene 17 años, ha contado una historia increíble: vivió en una secta nómada con su madre y su abuelo, huyó de ellos hace unos días y quería volver a su país natal.

Alex era un niño rubio y de baja estatura que estudiaba en el colegio Heathershaw de Oldham, una ciudad del norte de Inglaterra. Su abuela, Susan Caruana, tenía la custodia legal del menor, ya que su madre, Melanie Batty, y su abuelo, David Batty, tenían problemas con la justicia y con las drogas. Sin embargo, la abuela accedió a que Alex viajara con ellos a Málaga el 30 de septiembre de 2017, pensando que sería una buena oportunidad para que el niño conociera a su familia materna.

Un viaje sin retorno a Málaga.

Lo que no sabía era que ese viaje sería el último que vería a su nieto. Alex, su madre y su abuelo no regresaron al Reino Unido el 8 de octubre, como estaba previsto. Tampoco se alojaron en el hotel que habían reservado en Benahavís. La policía sospechó que se habían fugado a Marruecos, donde el abuelo tenía contactos. La abuela denunció la desaparición y pidió ayuda a los medios de comunicación para encontrar a Alex. “No son personas normales. No quieren que Alex vaya a la escuela, no creen en la educación. Creo que lo han secuestrado para meterlo en una secta”, declaró entonces a la prensa.

La abuela no estaba tan equivocada. Según ha relatado el propio Alex a los gendarmes franceses que lo han identificado, su madre y su abuelo lo llevaron a vivir en una “comunidad espiritual itinerante” que se movía entre los departamentos de Ariège y Aude, en el sur de Francia. Allí, compartían una vida precaria y aislada con otras personas que seguían una filosofía alternativa. Dormían en caravanas y tiendas de campaña, no tenían documentos ni dinero, y se alimentaban de lo que cultivaban o recolectaban. Alex no recibió ninguna educación ni atención médica. Tampoco tuvo contacto con el exterior ni con su familia paterna.

Alex dice que llegó a Francia con su madre y su abuelo hace unos dos años, después de haber pasado un tiempo en España, en una casa de lujo con otras personas del grupo. No sabe por qué cambiaron de país ni de lugar. Lo que sí sabe es que no quería seguir viviendo así. Hace unos días, aprovechó un descuido de su madre y su abuelo para escaparse. Se llevó una mochila con algo de ropa y comida, y se lanzó a caminar por la montaña, sin rumbo fijo. Su objetivo era llegar a alguna ciudad donde pudiera contactar con la embajada británica y volver a su país.

Un encuentro casual que lo ha cambiado todo.

Alex caminó durante cuatro días por el Pirineo francés, sin apenas cruzarse con nadie. La noche del martes 12 de diciembre, se encontraba en una carretera cerca de Villefranche-de-Lauragais, en el departamento de Ariège, cuando empezó a llover. Estaba empapado y cansado, cuando vio pasar un camión. El conductor, Fabien Accidini, se detuvo y le ofreció subir. “Vi que era un chico joven, que iba solo y que estaba mojado. Me dio pena y quise ayudarle”, cuenta Accidini al periódico La Depeche.

Accidini intentó entablar conversación con el chico, pero se dio cuenta de que no hablaba bien francés. “Pensé que era un extranjero que había venido a trabajar o a buscar una vida mejor. Le pregunté de dónde era y me dijo que de Inglaterra. Le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Alex”, relata el camionero. Accidini le preguntó si tenía familia o amigos en Francia, y fue entonces cuando Alex le reveló su verdadera identidad y su historia. “Me quedé de piedra. No podía creer lo que me estaba contando. Me dijo que su madre lo había secuestrado cuando tenía 12 años y que había vivido en una secta. Me dijo que quería volver a Inglaterra con su abuela”, dice Accidini.

El camionero le prestó su teléfono móvil a Alex, para que pudiera contactar con su abuela. Alex le escribió un mensaje por Facebook, pero no obtuvo respuesta. Accidini le propuso ir a la gendarmería de Revel, una localidad cercana, para que lo ayudaran. Alex aceptó y allí fue donde los agentes lo identificaron y confirmaron que se trataba del niño desaparecido en Málaga hace seis años. Los gendarmes se pusieron en contacto con las autoridades españolas y británicas, para informarles del hallazgo y coordinar el traslado de Alex a su país. También iniciaron una investigación para localizar a su madre y su abuelo, que podrían enfrentarse a cargos por secuestro y maltrato.

El final feliz de la desaparición de Alex.

La abuela de Alex, Susan Caruana, ha recibido la noticia con alegría y emoción. Ha hablado por teléfono con su nieto y le ha dicho que lo quiere y que lo espera con los brazos abiertos. “Estoy muy feliz de saber que está vivo y bien. Ha sido una pesadilla estos años sin saber nada de él. Ahora solo quiero abrazarlo y decirle que lo siento mucho por lo que ha pasado”, ha declarado a los medios de comunicación. Caruana ha agradecido la labor de la policía y del camionero que encontró a Alex. “Es un héroe. Ha salvado la vida de mi nieto. Le estaré eternamente agradecida”, ha dicho.

Alex, por su parte, está deseando volver a su casa y reencontrarse con su abuela y con su padre, que también lo ha estado buscando durante estos años. También quiere retomar sus estudios y recuperar el tiempo perdido. “Estoy muy contento de haber encontrado a mi familia. He vivido cosas muy duras, pero he aprendido a ser fuerte. Quiero empezar una nueva vida y olvidar todo lo malo”, ha manifestado el joven. Alex espera poder viajar pronto a Inglaterra, donde le espera una cálida bienvenida. Su historia, que parece sacada de una película, ha tenido un final feliz.