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Van al restaurante de Berasategui en Dubai, y todos alucinan con los precios del agua y el café: «¿¡Cómo!?»

La fascinación por la alta cocina y sus precios.

Las historias sobre restaurantes exclusivos y platos que rozan lo extravagante siempre generan interés. Ya sea por la curiosidad de conocer experiencias inalcanzables para la mayoría o por el debate sobre si realmente valen lo que cuestan, estos temas consiguen abrirse paso en medios y redes sociales. En especial, cuando se trata de chefs de renombre que han convertido su cocina en una marca de lujo.

Uno de los nombres más destacados de la gastronomía española, Martín Berasategui, ha llevado su talento a uno de los epicentros del lujo mundial: Dubái. En el hotel The Lana Dorchester Collection, el cocinero vasco ofrece su propuesta culinaria en Jara, un restaurante donde el producto mediterráneo se fusiona con la exclusividad. Entre las delicatessen de su carta destaca el ‘Capricho de Martín’, un pincho que puede alcanzar los 91 euros.

Una experiencia gastronómica única.

Para comprobar si este bocado estaba a la altura de su precio, los creadores de contenido ‘Cenando con Pablo’ y ‘Cocituber’ viajaron hasta Dubái. Su objetivo era probar algunos de los platos más emblemáticos del chef y, por supuesto, no podían marcharse sin degustar la famosa creación. Como era de esperar, la expectativa estaba por las nubes.

El pincho en cuestión consiste en un brioche tostado con mantequilla, stracciatella y caviar. Dependiendo de cómo se sirva este último ingrediente, el precio puede oscilar entre los 60 y los 91 euros. Pero más allá del valor en la carta, lo importante era descubrir si realmente merecía la pena pagar tal cantidad por un solo bocado.

Una reacción sin palabras.

Nada más probarlo, la reacción de los creadores de contenido fue inmediata y rotunda. “Qué locura, son los 91 euros mejores invertidos de mi vida. Es la p*** bomba, es increíble. Esto es loquísimo. Le doy las gracias a Martín, porque esto está impresionante. Es lo mejor que he probado en mucho tiempo”, aseguraron, sin escatimar en entusiasmo.

A Cocituber incluso se le erizó la piel por la emoción. Para él, la experiencia culinaria superó con creces otras actividades turísticas icónicas de Dubái. “Viva España, qué contento me he puesto. Esto es mucho mejor que subirnos a la mierda (el Burj Khalifa) esta”, sentenció, dejando claro que el lujo gastronómico puede superar al arquitectónico.

El debate sobre el precio del lujo.

Más allá de la euforia del momento, el ‘Capricho de Martín’ pone sobre la mesa la eterna discusión sobre los precios en la alta cocina. Mientras algunos lo ven como un derroche innecesario, otros lo justifican como una inversión en una experiencia única. Lo que está claro es que estos bocados no solo se pagan por sus ingredientes, sino por el prestigio y la exclusividad que los rodean.

En cualquier caso, este tipo de platos continúan generando conversación y atrayendo tanto a amantes de la gastronomía como a creadores de contenido en busca de experiencias sorprendentes. Porque, al final, el verdadero valor de un bocado de 91 euros no solo está en su sabor, sino en la historia que deja para contar.