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“Y el premio al GILIPOLLAS del año es…” Un “Míster” se convierte en la persona más odiada de la historia de ‘First Dates’

First Dates sigue siendo una caja de sorpresas.

Semana tras semana, ‘First Dates’ sigue dejando sin habla a los espectadores. A pesar de ser un formato que lleva varios años en antena, sus creadores se las ingenian para encontrar a pretendientes que no dejan a nadie indiferente y que dan mucho de qué hablar. Además, afortunadamente para Cuatro, el dating show sigue teniendo una audiencia fiel y un gran seguimiento en las redes sociales.

El secreto del éxito de ‘First Dates’ consiste, en parte, en que gracias al programa que sigue presentando Carlos Sobera aprendemos a ligar en la era moderna. Además, el formato hace una importante labor ayudando a visibilizar a las minorías, aprendemos los valores de la tolerancia… y, otras veces, simplemente nos muestran lo que bajo ningún concepto debemos hacer en una cita en absoluto.

Que se lo digan a Luisa. La joven se quedó estupefacta durante su cita con Med, a pesar de que intentó que fluyese la conexión. Sin embargo, la curiosa actitud del soltero no ayudó nada. “Soy una persona exclusiva y me gusta la exclusividad. Y cuando he entrado no he visto nada exclusivo hacia mi gusto…”, empezó diciendo este hombre de 27 años en cuanto conoció a Luisa, de 26.

Med cuestionó los conocimientos de medicina de su cita y quiso ponerla a prueba.

Sin embargo, aunque a ella tampoco le gustó físicamente él, en ningún momento se lo hizo saber y se esforzó en conocerlo mejor. Sin embargo, hubo detalles que no le gustaron, como que Med hubiera encargado previamente a cocina la comida que iba a cenar esa noche.

“Vas al gimnasio, supongo”, le dijo ella, que también es una aficionada al mundo del fitness. Pero incluso hablando de esta afición común acabaron enzarzados en una discusión. “¿Estás en fase de reducción o de ganancia?”, le preguntó ella. “¿De reducción? Hay tres tipos de fases. La ganancia muscular, mantenimiento, ¿y qué más?”, contestó el soltero.

“Pérdida”, respondió Luisa con total inseguridad. “¿Pérdida, por qué? Se llama tonificación. Definición muscular. Si le llamas pérdida, no es lo mismo perder peso que ganar músculo”, corrigió él al instante.

Este comportamiento dejó en shock a la soltera: “En una primera cita yo creo que uno debe estar un poquito más relajado… Me sentía como si estuviera pasando un examen. ¡Pero, chico! Yo soy mucho de reírme y dejarme llevar y sentía que me estaban pasando un examen de la carrera”.

“¡Qué técnico el niño!”, le dijo ella, intentando cortar la tensión. “La técnica sí. A la hora de hablar técnicamente en palabras, puedes expresar una cosa u otra”, insistió él, con un rostro totalmente serio.

“Engreído”.

El siguiente desplante sucedió cuando sobre la comida: “Pescado puedes comer todo lo que quieras, el marisco hay que limitarlo. Tú que has estudiado medicina debería de saber el tema cómo va…”, dijo. Además, quiso saber cuánto tiempo lleva metida en el mundo de la medicina y dónde trabaja actualmente, además de preguntarle de cuánta agua está compuesto nuestro cuerpo humano, si un 60% o un 70%.

Ella respondió rápidamente y como si se tratara de una cuestión de acceso a la universidad. Le dijo que dependía de la edad, del peso y de la cantidad de masa muscular. Él reaccionó contestándole: “Muy bien”, dándola por aprobada. “¿Cómo que muy bien? ¡Si me he sacado una carrera!”, le espetó Luisa, indignada.

No se detuvo ahí: le dijo que hablaba 7 idiomas, entre ellos el inglés y el alemán. Acto seguido, quiso ponerlos a prueba con ella para saber si también era capaz de dialogar en dichas lenguas.

“Está bien tener la autoestima alta, pero hay una diferencia entre tener la autoestima alta y ser engreído. Él está rozando los límites de ser engreído”, admitió posteriormente ella delante de la cámara. No en vano, Med se apresuró a que acabase la cena antes de tiempo, y lógicamente los dos se negaron a volver a verse más. “No quiero ni amistad”, le dijo ella para finalizar la cita.