
La experiencia Erasmus: más que un intercambio académico
Irse de Erasmus es un sueño para muchos estudiantes universitarios que desean vivir una experiencia única durante su etapa académica. Cada año, alrededor de 40.000 jóvenes españoles participan en este programa de intercambio, que no solo ofrece formación académica, sino también la oportunidad de vivir con total independencia, conocer nuevas culturas y hacer amigos internacionales. Para la mayoría, esta experiencia suele ser un gran paso hacia la madurez personal.
Por lo general, los estudiantes optan por este programa a partir de su tercer año de grado. En un principio, es común que busquen rodearse de compatriotas para sentirse más cómodos cultural y lingüísticamente. Sin embargo, este proceso de adaptación no siempre está libre de dificultades, ya que convivir con personas de diferentes regiones puede generar ciertos choques culturales, como le ocurrió a Julen, un joven vasco que decidió realizar su Erasmus en Italia.
El choque cultural entre un vasco y los andaluces
Julen, quien pasó unos meses en Italia, compartió su experiencia en un vídeo que ha sido todo un éxito en TikTok. Aunque apenas tenía actividad y seguidores en la plataforma, su relato alcanzó más de 400.000 visualizaciones en menos de un día. Todo comenzó cuando ingresó a un grupo de WhatsApp con otros estudiantes Erasmus y descubrió que la mayoría eran andaluces. «Me puse un poco nervioso porque, además de no conocer a nadie fuera del País Vasco, sabía que habría un choque cultural entre los vascos y los andaluces», confesó Julen.
Con humor, recordó cómo, antes de viajar, decidió ver monólogos de Dani Rovira para prepararse para lo que le esperaba. Sin embargo, su primera interacción con los andaluces fue desconcertante. En una reunión en casa de unas chicas, no encontró dónde sentarse y terminó quedándose de pie junto a la puerta. Fue entonces cuando un sevillano le soltó: «¿Qué eres? ¿El segurata de la casa?». Julen admitió que no supo cómo reaccionar. «Nadie me había llamado ‘quiyo’ en mi vida», explicó, visiblemente sorprendido por el comentario.
@unaanuueQuillo
Adaptarse a nuevas costumbres y superar los prejuicios
Esa noche fue particularmente impactante para Julen, quien también se sintió fuera de lugar al ver cómo sus compañeros pasaban horas cantando flamenco y dando palmas. «Pensé que si esto seguía así, me iba a volver a casa», confesó, recordando cómo estuvo a punto de llamar a sus padres para decirles que no quería continuar en Italia. Sin embargo, con el tiempo, todo cambió.
En cuestión de días, Julen comenzó a entender mejor a sus compañeros, y ellos también lograron adaptarse a su manera de ser. Al final, lo que empezó siendo un choque cultural se convirtió en una experiencia enriquecedora. Julen concluye que, aunque los vascos y los andaluces tienen diferencias marcadas, su convivencia terminó siendo «una gozada». Eso sí, mantiene que no hay un contraste cultural más grande que el de estas dos regiones de España.