De las pasarelas y las redes… al seminario
El modelo e influencer Pablo Garna ha dado un giro de 180 grados a su vida. Con más de 640.000 seguidores en Instagram, una trayectoria marcada por la moda, los viajes y la influencia digital, ha decidido despedirse de todo ese universo para abrazar una vocación mucho más espiritual: entrar en un seminario y prepararse para el sacerdocio.
Su anuncio ha sorprendido a miles de seguidores que lo habían acompañado durante casi cuatro años y alrededor de un millar de publicaciones. “Lo único que quiero en esta vida es ser santo y todo lo demás me sobra”, ha declarado en un vídeo con el que ha puesto punto final a su etapa como influencer.
Un perfil que unía moda, humor y fe
Durante su tiempo en redes, Pablo Garna, de 34 años, se convirtió en un referente para la comunidad católica online. En su biografía de Instagram destacaba una cita bíblica que resume parte de su filosofía: “De lo que rebosa el corazón habla la boca”. En su cuenta se mezclaban la moda y el humor con reflexiones personales y religiosas, generando una conexión genuina con sus seguidores.
Un cambio radical
El vídeo de despedida refleja la intensidad de este cambio vital. “No sabía si este momento llegaría algún día, pero ha llegado. Es una etapa que se cierra para dar paso a otra radicalmente distinta: silencio, oración, hábitos, rutina… una vida de entrega al servicio de los demás”, expresó con emoción.
El propio Pablo reconoce que no ha sido una decisión fácil: dejar atrás viajes, coche nuevo y un trabajo que para muchos sería un sueño no se hace de la noche a la mañana. Sin embargo, insiste en que no se trata de un impulso, sino de una llamada interior que lleva tiempo escuchando. “Desde el primer día soñé con llevar el amor de Dios a través de esta pantalla. (…) Me iba bien en la vida: mis viajes, mi coche, un trabajo increíble… el sueño de muchos. Pero, ¿de qué me sirve todo eso si en el fondo de mi corazón hay otra cosa?”, se cuestiona.
Repensar el éxito
Para Garna, el concepto de éxito va mucho más allá de los estándares de Instagram o de la fama en la calle. “El verdadero éxito en la vida no es Instagram, no es tener dinero ni que te reconozcan por la calle. Son cosas buenas, pero para mí el verdadero éxito está en vivir la vida que Dios pensó para mí”, asegura.
Con un tono cercano y fiel a su estilo, también bromeó sobre sus dudas respecto a la vocación: “Yo muchas veces le digo al Señor: ‘¿Pero por qué me llamas a mí, que soy un zopenco?’. Pero bueno, eso ya se apañará él, que sabrá lo que hace”.
Una despedida cargada de gratitud
En el texto que acompañaba su publicación, el influencer quiso agradecer todo lo vivido en redes, no por los viajes o las oportunidades, sino por la cercanía de la gente: “Lo más valioso que me llevo son los milagros de tantas personas que me han abierto su corazón. Eso ha sido lo más grande”.
Y antes de dar el paso definitivo, hizo una petición especial a quienes lo han seguido todos estos años: “Lo que te pido es que si quieres, que reces por mí. Para que no me guarde nada. Para que mi entrega sea entera, aunque no vea resultados ni frutos. Para que, también en los momentos malos, me repita una y otra vez: solo Dios basta”.
Del ruido digital al silencio espiritual
La historia de Pablo Garna rompe con la narrativa habitual de las redes sociales. Mientras muchos buscan más notoriedad, él ha optado por el camino opuesto: dejarlo todo para seguir una vida de silencio, oración y servicio. Un testimonio que ha provocado sorpresa, admiración y debate en la comunidad digital y religiosa.
El influencer que ayer posaba entre aeropuertos y escapadas de lujo, hoy comienza una travesía muy diferente: la de convertirse en sacerdote.