¿Puedo usar crema solar del año pasado? La OCU tajante, aclara la gran duda del verano

Las historias de consumo que arrasan.

Los artículos que narran experiencias con productos de alimentación o cuidado personal suelen ser un éxito por una razón muy simple: apelan al día a día de cualquiera. Queremos saber si nos están vendiendo algo fiable o si estamos siendo víctimas de publicidad engañosa. Especialmente cuando se trata de productos que afectan directamente a nuestra salud, como los protectores solares.

Con la llegada del calor, comienza el ritual de sacar sombrillas, bañadores y cremas solares del fondo del armario. En el caso de estas últimas, además de revisar si el bote aún tiene producto, surge la eterna pregunta: ¿caducan? ¿Sirven para algo esas cremas que compramos el verano anterior o es mejor tirarlas?

Las etiquetas suelen dar una pista: el famoso PAO (“period after opening”), que indica el tiempo recomendado de uso tras abrir el producto. Por ejemplo, si un bote tiene un PAO de 12 meses y lo abrimos en junio del año pasado, ¿es seguro seguir aplicándolo ahora? “Pero ¿realmente es así?”, se pregunta la OCU, que ha querido comprobarlo con datos en mano.

Laboratorio contra la intuición.

Para responder, la OCU puso a prueba ocho cremas solares —seis con SPF 30 y dos con SPF 50+— que habían demostrado su eficacia previamente. El experimento fue todo menos suave: las cremas vivieron una especie de verano extremo en condiciones controladas. Primero se las enfrió a 4 ºC, luego se las calentó a 40 ºC durante dos semanas y, tras exponerlas a rayos UVB, se almacenaron un año entero a temperatura ambiente.

Se trataba de reproducir lo que pasa con nuestros solares: del equipaje al calor de la playa, del sol directo al neceser y de vuelta a casa, donde esperan un año para volver a usarse. Después de 14 meses, los investigadores abrieron de nuevo los envases para comprobar su estado y eficacia. La pregunta que muchos se hacen frente al neceser del año pasado al fin tendría respuesta.

¿El resultado? “Seis de las ocho cremas superaron la prueba brillantemente”, afirma la OCU. Es decir, tras más de un año, seguían ofreciendo la protección contra rayos UVB y UVA que prometían. Solo dos productos habían perdido parte de su eficacia frente a los UVB, lo que no es despreciable, pero tampoco tan generalizado como muchos creían.

Lo sensato frente al bote sospechoso.

Este hallazgo lanza un mensaje tranquilizador para quienes guardan solares de un verano a otro. La clave, según la OCU, está en observar el estado del producto. “Si una crema solar conserva su aspecto, olor, textura y color originales, probablemente sigue siendo eficaz y puede usarse al verano siguiente”.

Eso sí, la recomendación es clara: no hay que arriesgar. Si al abrir la crema notas que ha cambiado en olor o textura, o simplemente no te da confianza, es mejor no usarla. La salud de la piel no es terreno para jugar a la ruleta rusa cosmética.

Así que, antes de correr a la farmacia a comprar un nuevo protector, vale la pena revisar el que ya tienes. “En definitiva, si te queda protector solar del año pasado y está en buen estado, puedes utilizarlo”. Pero una vez se acabe, renueva el bote. Porque proteger tu piel del sol no es opcional, es una inversión en tu bienestar.

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