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Por fin se sabe qué le pasó realmente a Félix, desaparecido hace un año después de una cita

Desapareció en octubre de 2020.

Félix José Esquerdo es un hombre de 35 años que desapareció el pasado 3 de octubre de 2020. Se le perdió la pista en Alicante. Su cabello es castaño, corto y liso, y su estatura es de 1,85 metros. Además, su peso es de 102 kilos y sus ojos son marrones. Es un hombre de complexión corpulenta.

El Sábado 3 de octubre de 2020, el farmacéutico despertó a las 7:30 horas y, una hora más tarde, se sentó a desayunar. Después de terminar, se dirigió a su madre, Isabel, para explicarle que se iba a pasar el fin de semana a la montaña con algunos de los amigos que había conocido por Internet. Estos amigos habían quedado en encontrarse allí para pasar unos días de descanso y diversión. A Isabel le pareció bien la idea, aunque le advirtió que tuviera cuidado. Tras despedirse de ella, el farmacéutico partió supuestamente con la intención de pasar unos maravillosos días.

El plan de fin de semana apareció tras la presión de su madre a Félix para que utilizara las redes sociales para superar sus problemas para relacionarse con los demás. Tras salir de casa, llamó a su progenitora a las 09:52 horas para contarle que acababa de desayunar con unos supuestos amigos. Según las fuentes policiales, estos individuos podrían no existir. La situación ha generado una gran preocupación en la familia, que desconoce el paradero de su hijo desde aquel fatídico día.

Según se sabe ahora, resulta que dicha llamada procedía de un apartamento ubicado en la calle Donoso Cortés, a unos diez minutos de su domicilio, el cual se había alquilado a través de la plataforma Airbnb. A las doce del mediodía, su teléfono se apagó y solo se ha vuelto a encender en dos ocasiones durante los últimos diez meses.

El lunes 5 de octubre, Isabel se vio abrumada por la preocupación al comprobar que su hijo, Félix, seguía desaparecido. Su madre se puso en contacto con la farmacia en la que su descendiente realizaba el turno de noche, pero desde la botica le confirmaron que éste no se había presentado para trabajar. La situación se volvió entonces aún más aterradora para Isabel, quien decidió presentar una denuncia al día siguiente en una comisaría alicantina.

Las activaciones de su móvil, las únicas pistas.

En los últimos meses, la investigación policial sobre la desaparición del alicantino ha dado un giro gracias al trabajo de investigación privado desarrollado por encargo de su madre. En este sentido, el despacho del criminólogo Óscar Tarruella contrató los servicios de la empresa de ciberseguridad Lazarus, que pudo triangulizar las señales del teléfono móvil del desaparecido. Esta triangulación evidenció que el terminal electrónico se encontró en Burriol, Castellón, un mes después de ser visto por última vez, y se localizó también en Baeza, Jaén, dos meses después de la despedida que se produjo entre el desaparecido y su madre.

Tras la desaparición de Félix José Esquerdo, un informe de 19 páginas reveló que desde su teléfono se realizó una llamada a una compañía de seguros funerarios 57 días después. En los casi dos meses transcurridos entre el 3 de octubre y el 30 de noviembre de 2020, el paradero de Félix es un misterio que sólo es desmenuzado ocasionalmente por algunas pistas: una llamada a la compañía de seguros, una cámara de seguridad que lo captó caminando por una calle de la ciudad, y una cita con una mujer a quien no se le ha vuelto a ver.

El 17 de noviembre, Félix encendió su móvil en la localidad de Borriol, en la provincia de Castellón, a una distancia de 265 kilómetros de Alicante. Se encontraba en la conocida Avenida de Zaragoza, una calle céntrica y comercial, aunque la obligatoriedad de usar mascarillas en aquel momento impide que la gente del lugar pueda identificarle.

La hipótesis definitiva.

El 27 de noviembre, el terminal telefónico del farmacéutico volvió a encenderse en la Laguna Grande de Baeza, Jaén, un lugar declarado como Bien de Interés Cultural. Este paraje natural se localiza a 365 kilómetros de Alicante, en el Valle del Guadalquivir, y es una laguna rodeada de un terreno agreste, donde proliferan los olivos y algunas encinas. Esta zona es una excelente opción para visitar y disfrutar de la tranquilidad y la belleza de la naturaleza.

Según el informe policial, el peligroso lago denominado Laguna Grande se encuentra envuelto de una vegetación de ribera y árboles que le confiere un aspecto de remanso de paz. Se pueden observar algunas zonas de junqueras y según la hipótesis principal que la investigación baraja, existen algunos lugares dentro del lago que se encuentran aislados y a los que es difícil acceder, lo cual podría estar relacionado con la decisión de alguna persona de quitarse la vida.

“En vista de la información precisa aportada por el equipo de investigación y realizado el estudio pertinente, se ha observado un denominador común donde la persona desaparecida ha estado buscando lugares aislados, privados, perimetrados y con el paso restringido o de difícil acceso para personal civil”.

Por último, el 30 de septiembre la gestora de seguros de decesos de la familia del desaparecido recibió una llamada… desde el propio teléfono de Félix. Sin embargo, ese momento esta persona estaba reunida con unos clientes, y le envió un WhatsApp para explicarle que le devolvería la llamada después de unos minutos. Pero dicho mensaje nunca tuvo contestación.

Lazarus, una empresa de ciberseguridad, fue la encargada de investigar los sucesos que rodeaban los crímenes de Diana Quer y Marta del Castillo. Durante su trabajo, rastrearon los dispositivos electrónicos de Félix Esquerdo, que llevaba muchos años viviendo encerrado en su propio ordenador. El farmacéutico había preguntado en un foro sobre los trámites necesarios para cambiar el testamento que tenía hecho antes de su muerte. Esto es una prueba contundente de que el farmacéutico ya tenía planeado dejar de existir.

El 16 de septiembre de 2020, apenas dos semanas antes de desaparecer, explicó que llevaba tiempo pensando “que mi vida es una puta mierda. Me aburro con todo, cada día se me hace más cuesta arriba, etc.”. Sus palabras abrieron otra hipótesis: que podría haber cambiado su lugar de residencia.

“No me importaría coger las maletas y largarme a otro lugar donde estuviera cómodo (…). Decir que ya llevo un tiempo también algo jodido anímicamente y se me pasan cada día más cosas sobre dejar este barrio. Si bien en algún momento se dejará este barrio, al menos que sea aportando algo de valor o haciendo algo interesante antes”, dijo.

En su ordenador se localizaron textos repletos de frustración en los que se lamentó por no haber cumplido con las expectativas que su madre tenía de él y no haber alcanzado ninguno de sus grandes objetivos vitales.