“No sé cómo…”. Marc Cucurella, entre lágrimas, habla del trastorno que padece su hijo

Marc Cucurella: mucho más que un futbolista.

Conocido por su melena rizada y su garra en el campo, Marc Cucurella se ha hecho un nombre en el fútbol europeo. Actualmente milita en el Chelsea y es uno de los defensores más destacados del panorama español. Sin embargo, lejos de los focos y los estadios, hay un lado íntimo del jugador que pocos conocían.

Fuera del césped, Cucurella es padre de tres hijos y vive una realidad que comparten muchas familias: su primogénito, Mateo, tiene autismo. Esta faceta personal ha salido a la luz de forma especialmente conmovedora durante una entrevista con Pau Brunet, un joven con autismo que se ha convertido en divulgador y conferenciante sobre el TEA (Trastorno del Espectro Autista).

En un encuentro cargado de emoción, el futbolista dejó ver una vulnerabilidad poco habitual en figuras públicas de su talla. Por primera vez, se animó a hablar del diagnóstico de su hijo y de cómo ha impactado a su familia.

Romper el silencio también es una forma de luchar.

“Es la primera vez que hago esto y hablo de esto. Para mí es un tema muy personal y difícil”, confesó, visiblemente afectado, durante la charla con Pau. No pudo evitar emocionarse al hablar de la impotencia que a veces siente: “Me hace sufrir porque a veces no sé cómo lo podemos ayudar y esas cosas, sobre todo cuando vemos que está mal, me hacen sufrir”.

A pesar de la dificultad, su testimonio fue un ejercicio de honestidad. “Es un tema que me pone bastante sensible”, explicó, hablando también de cómo lo viven junto a su pareja, Claudia Rodríguez, madre de sus tres hijos: Mateo, Río y Bella. Su vida familiar, lejos de ser sencilla, está marcada por el esfuerzo diario y el amor incondicional.

Su decisión de compartir esta historia nace de un deseo claro: dar visibilidad. “Estoy contento de estar aquí porque es la primera vez que voy a hablar de esto y de mi experiencia”, afirmó Cucurella. Una experiencia que, como muchas otras, ha estado marcada por la falta de comprensión de parte de la sociedad.

Una mirada más empática, una sociedad más justa.

Recibir el diagnóstico de Mateo fue un duro golpe, y adaptarse a su nueva realidad requirió tiempo, recursos y mucha paciencia. “Es difícil, a veces la gente tiene poca empatía. Yo noto que la gente muy rápido pone caras o mira mal. Tampoco la gente sabe”, lamentó. Afortunadamente, nota ciertos avances: “cada vez menos” personas reaccionan con incomodidad, y eso le da esperanza.

Con una madurez que se percibe en cada palabra, Cucurella lanza un mensaje necesario: “Poco a poco, y gente como tú ayuda, al final ven que son personas normales con cosas más particulares o especiales”. Su deseo es claro: una sociedad que acoja y valore las diferencias, que entienda que lo diverso también es valioso.

“En el mundo no va a ser todo el mundo igual, hay gente diferente y eso es guay. Si todos fuésemos iguales sería muy aburrido”, reflexionó el jugador. Lejos del terreno de juego, Marc lanza una lección aún más poderosa que cualquier gol o victoria.

Un camino lleno de obstáculos, pero también de avances.

Mateo nació en 2019, y desde los primeros meses, Claudia y Marc comenzaron a notar señales que les preocupaban. El pequeño no respondía a su nombre, evitaba el contacto visual y parecía desconectado. Fue su madre quien sospechó que podría tener autismo, como ella misma relató en una entrevista televisiva.

El diagnóstico cambió por completo la dinámica familiar. Buscaron un centro especializado y retiraron a Mateo del colegio tradicional en el que estaba inscrito. “Mateo no está preparado para recibir una educación normal, necesita uno para uno y aprender otras cosas”, explicó Claudia, que destacó lo mucho que han avanzado gracias a la terapia.

A día de hoy, siguen trabajando en su desarrollo. “La comunicación es primordial para cualquier persona… Estamos luchando por ello”, dijo Claudia. Y aunque Mateo aún no habla, cada pequeño logro es celebrado como una gran victoria.

Una familia que se adapta para cuidar lo esencial.

El compromiso con el bienestar de Mateo es absoluto. Recientemente, Claudia viajó a Argentina para consultar con un neurólogo especializado, y ahora buscan replicar ese tratamiento cerca de casa. Las prioridades están claras: su hijo primero.

“Nos mudamos por el colegio de Mateo, no estamos tan cercan del entrenamiento de Marc para estar más cerca de la escuela de Mateo. Ahora nos necesita y necesita eso”, explicó Claudia. Las decisiones logísticas, profesionales y personales giran en torno a lo que es mejor para él.

La situación también impacta en la crianza de sus otros hijos. “Me limita un poco con sus hermanos”, reconoció la madre. La rutina, la estructura y la previsibilidad son fundamentales, y mantener ese equilibrio requiere una entrega total.

Una historia que puede abrir muchas puertas.

Con esta entrevista, Marc Cucurella ha demostrado que el valor no solo se mide en los minutos jugados o en los títulos ganados. Su decisión de compartir su experiencia aporta humanidad a una figura pública y ayuda a normalizar conversaciones que aún generan incomodidad.

Es también un gesto de generosidad: al contar su historia, da visibilidad a miles de familias que se sienten solas en procesos similares. Su testimonio es una invitación a mirar con más empatía y a romper estigmas.

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