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Localizan al hermano de Joaquín Prat, Federico, que sobrevive pidiendo limosna en la calle

La sorprendente trayectoria de Joaquín Prat.

Joaquín Oliver Prat Sandberg, nacido en 1975, ha logrado forjar una sólida trayectoria en los medios españoles. Proveniente de una familia profundamente vinculada a la televisión, es hijo del icónico presentador Joaquín Prat y Marianne Sandberg, y hermano de la también presentadora Alejandra Prat y la periodista Andrea Prat. Aunque inicialmente se decantó por estudiar ciencias económicas en la Universidad Complutense, no tardó en encontrar su verdadera pasión en el mundo del periodismo, donde alcanzó su licenciatura en la Universidad Europea de Madrid.

Los primeros pasos de Prat en el ámbito profesional se dieron en la radio. Fue allí, como becario en el programa “Hoy por hoy” de la Cadena SER, donde tuvo la oportunidad de trabajar junto a Iñaki Gabilondo, uno de los referentes del medio. Posteriormente, su destino dio un giro cuando en 2009 fue seleccionado para unirse al equipo de presentadores liderado por Ana Rosa Quintana en ‘El Programa de Ana Rosa’, ocupando el espacio que dejó libre Óscar Martínez. Desde entonces, se convirtió en un rostro habitual de las mañanas de Telecinco, transmitiendo información y entretenimiento a los hogares españoles de lunes a viernes.

Sin embargo, en septiembre de 2023, con la despedida de Ana Rosa Quintana de su programa matutino, Prat asumió un nuevo desafío. Mediaset España decidió confiarle la franja de 10:30 a 15:00, lanzando un nuevo espacio denominado ‘Vamos a ver’. Fue así como, el 11 de septiembre, Prat debutó como presentador principal de este programa, consolidando su papel como uno de los conductores más destacados de la televisión actual.

Un secreto familiar que sacudió a la opinión pública.

En agosto de 2023, la vida privada de la familia Prat se vio expuesta como nunca antes. Federico, el tercer hermano del matrimonio de Joaquín Prat y Marianne Sandberg, reveló un oscuro secreto familiar: su adicción y las difíciles condiciones en las que malvive en la Línea de la Concepción, en Cádiz.

Su testimonio en una televisión local fue desgarrador: “Busco trabajo. Estoy viviendo en la calle porque no me queda otra. Ahora mismo tengo un techo donde quedarme, tengo mi casa y pago el alquiler con lo que saco de la calle. Yo no me lo gasto en droga ni alcohol, solo en mi alquiler e invito a todo el mundo a que lo compruebe”. Estas palabras generaron un impacto inmediato y condujeron a una avalancha de críticas y especulaciones que apuntaban a que sus hermanos lo habían abandonado.

No obstante, la familia Prat no tardó en ofrecer su versión de los hechos, desmintiendo la imagen que Federico había transmitido. La madre, Marianne Sandberg, confesó con desesperación: “Mi hijo es un adicto, estamos desesperados. Hemos intentado ayudarlo de todas las maneras. Le pago el alquiler mensual del piso, he gastado entre 3000 y 5000 euros en clínicas de desintoxicación, pero me llama varias veces al día para pedirme más dinero”. Además, reveló que Federico gastaba los 600 euros de su pensión en apenas dos días, destinándolos a la compra de estupefacientes. Era evidente que, pese a los esfuerzos de la familia, la situación parecía no tener salida.

La lucha incansable de una familia.

A día de hoy, la situación de Federico sigue sin cambios. La entrevista reciente concedida por Alejandra Prat a la revista Lecturas evidencia la continua preocupación que la familia siente por él. “Es un drama familiar”, admite Alejandra con sinceridad. “Hay gente que sale, pero lo primero es pedir ayuda y estar seguro de que la necesitas”. Sus palabras reflejan la cruda realidad: Federico, al parecer, no está dispuesto a reconocer su problema y sigue sumido en un ciclo que solo él puede romper. “El problema es que él dice que está bien. Pero pienso en mi madre, en todo lo que ha tenido que vivir… ¡vamos, la admiro profundamente!” expresa Alejandra, destacando la unión familiar que, lamentablemente, no incluye a Federico.

La repercusión mediática de este drama ha hecho que la familia Prat se vea obligada a hablar abiertamente de un tema tan delicado. Según Alejandra, fue mejor enfrentar la situación de frente que permitir que las habladurías y rumores continuaran creciendo: “Pensamos que lo mejor era afrontarlo directamente y no esperar a que hubiera más comentarios”.

Esta exposición pública, aunque dolorosa, tuvo un impacto positivo, ya que permitió que muchas otras personas se sintieran identificadas y compartieran sus experiencias similares. “Muchísima gente nos escribió y me chocó la cantidad de personas que tiene a alguien cercano con este problema, lo grave que es y lo asequible que es llegar a la droga o el alcohol”. Así, lo que en un principio parecía una tragedia personal se convirtió en un reflejo de una problemática que afecta a muchas familias en nuestro país.

El caso de Federico Prat es un claro ejemplo de cómo las adicciones pueden devastar incluso a los núcleos familiares más fuertes y unidos. Pese a todo, la familia no pierde la esperanza de que él tome la decisión de buscar ayuda y recuperar su vida. En última instancia, la solución está en sus manos.