Mar Flores, una vida en el centro de la tormenta.
Mar Flores, actriz, modelo y empresaria madrileña, ha vuelto a ocupar titulares con la publicación de Mar en calma, sus esperadas memorias. Con una carrera que ha combinado moda, televisión y negocios, la protagonista ha decidido abrir un capítulo íntimo en el que repasa su trayectoria personal y profesional. Sin embargo, lejos de la serenidad que sugiere el título, el libro ha reavivado antiguas polémicas, especialmente por las duras referencias hacia algunas de sus exparejas.
En las páginas de su obra, Flores no esquiva los episodios más mediáticos de su vida, y uno de los nombres que más resuena es el de Alessandro Lecquio. La modelo lo describe como “cruel, vengativo y machista”, declaraciones que no han dejado indiferente a nadie. El aristócrata, fiel a su estilo directo, no ha tardado en responder públicamente a cada uno de los señalamientos, asegurando que la versión que ofrece la autora está incompleta y cargada de matices omitidos.
El colaborador televisivo ha querido dejar claro que, tras leer el libro, ha experimentado una extraña revelación: “hoy, por fin”, ha podido entender “todo”. Según sus propias palabras, la intención de Flores de relatar su historia para sus hijos está lejos de ser completamente transparente: “Ella dice que quiere que la historia la conozcan sus hijos, pero la ha maquillado”. Para Lecquio, los recuerdos plasmados en las memorias responden a una visión parcial de los hechos.
Triángulo inesperado y secretos al descubierto.
Uno de los episodios más delicados que salen a la luz involucra a Fernando Fernández Tapias, histórico empresario y figura cercana al rey emérito. Lecquio ha revelado que, durante el tiempo que mantuvo una relación con Mar, Tapias desconocía por completo lo que estaba ocurriendo. En cambio, él asegura que “desde el primer momento, sabía que la compartía con Fernández Tapias”: “Él no tenía ni idea. Para él, esas fotos de la farola de Roma fueron un golpe durísimo”.
La polémica se intensificó con la filtración de unas icónicas imágenes captadas en Roma, que mostraban a Lecquio y Flores en plena intimidad. Según el conde, aquellas fotografías desataron una cadena de reacciones explosivas en los círculos más altos del país. Mientras Mar se mantenía en silencio, Lecquio recuerda haber vivido días de enorme presión mediática y personal. Las fotos no solo afectaron a los involucrados, sino que alcanzaron a figuras del entorno más cercano a la Casa Real.
El propio colaborador de Telecinco ha rememorado la reacción de su madre, prima del rey Juan Carlos I, cuando la noticia estalló en los medios. Según relata, recibió una llamada de ella el mismo día de la publicación de las imágenes, buscando respuestas urgentes. La presión aumentó cuando se enteró de que “el día que salieron esas fotos, Tapias tenía una audiencia con el rey de España. Luego, el rey llamó a mi madre y le dijo ‘ese cabrón de tu hijo me ha hecho pasar uno de los peores momentos de mi vida'”.
Memorias que reabren viejas heridas.
Con Mar en calma, la modelo parece haber removido un pasado que muchos creían enterrado. Las confesiones, lejos de apaciguar las aguas, han destapado tensiones que llevaban años en silencio y han reabierto antiguas heridas entre personajes que forman parte de la crónica social española. Aunque el libro promete ser un recorrido íntimo y personal, sus ecos resuenan en escenarios mediáticos donde la discreción nunca fue protagonista.
Ahora, el debate se centra en si las memorias de Mar Flores son un ejercicio de catarsis o una estrategia para reescribir su historia bajo una nueva luz. Mientras la autora defiende su derecho a contar su versión, voces como la de Lecquio insisten en que hay verdades que aún permanecen ocultas. Lo cierto es que, lejos de cerrar capítulos, la publicación parece haber encendido una nueva etapa de enfrentamientos públicos.