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La triste historia del padre de Victor, el joven muerto por el kamikaze de la M-50, que se mató tras conocer la sentencia

Sufría una profunda depresión desde el homicidio de su hijo.

La muerte de Víctor López en 2019 dejó a su familia completamente devastada. Especialmente a su padre que, tras de sufrir una larga depresión, se ha quitado la vida tras conocer la sentencia del homicida de su hijo.

Aquella fatídica madrugada de domingo, el joven de tan solo 20 años de edad se dirigía a su puesto de trabajo de carnicero en el Carrefour. Era el 15 de septiembre de 2019, cuando Kevin Cui arrolló con su coche y mató a Víctor, de 20 años, en la M-50.

Su padre, Francisco, Paco como le conocían todos, sufrió por segunda vez el peor golpe que se puede recibir en la vida. Resulta que su otro hijo, Roberto, también había fallecido unos meses antes. La depresión que Paco arrastraba desde entonces le llevó a suicidarse este martes por la noche en una pista de baloncesto de Rivas Vaciamadrid, donde reside la familia.

Paco aguantó hasta el juicio a Kevin Cui, el conductor del coche que embistió a su hijo pequeño. Dicho juicio fue celebrado hace dos meses, y el acusado fue condenado a ocho años de prisión por homicidio doloso.

La tragedia volvió a golpear a la familia cuando apenas dos meses después de la muerte de Víctor, su abuelo materno también falleció por un paro cardiaco mientras trataba de recuperar una bolsa de basura que había echado en el contenedor equivocado de reciclaje.

Paco no pudo sobreponerse a la muerte de su hijo.

“No aceptó la muerte de Víctor, que era su pilar fundamental, arrastraba una depresión muy fuerte, lo ha pasado muy mal y no ha podido soportar vivir sin él”, dijo la abogada de la familia Bárbara Royo, que desligó tajantemente este hecho de la sentencia que se impuso a Cui. Este supuso el primer caso en la Comunidad de Madrid en el que se sentó en el banquillo a un kamikaze por causar la muerte de otro conductor.

Los padres de Víctor acudieron a declarar a la Audiencia Provincial de Madrid. Paco llegó a decir que se arrepentiría “toda la vida” de haberle conseguido ese trabajo a su hijo, al que se dirigía cuando ocurrió el fatal accidente.

También relató en la sala que Víctor tenía “muchos proyectos de vida”. Fue una de las sesiones más duras del juicio, en la que la foto de Víctor estuvo presente todo el tiempo. Los padres se la mostraron específicamente a Cui cuando se disponían a abandonar la sala en un receso.

Cui condujo durante 1,9 kilómetros en dirección contraria por la M-50 entre Arganda del Rey y Fuenlabrada después de una noche de alcohol. Aunque dos vehículos consiguieron esquivarle, el tercero, en el que iba López, de 20 años, fue arrollado por el Volkswagen del kamikaze.

El chico, que iba a su puesto de trabajo en un supermercado, perdió la vida al instante. En la Audiencia Provincial de Madrid, Cui no dio explicaciones sobre su comportamiento de esa madrugada y simplemente se limitó a responder a decenas de preguntas que no se acordaba de nada. El acusado reconoció que en la época de los hechos bebía mucho.

La sentencia de los magistrados de la Sección 26 de la Audiencia sigue así el criterio del veredicto del jurado popular, que consideró probado que el kamikaze de la M-50 era “plenamente consciente” del riesgo para la vida que conllevaba su conducta.

Días antes del juicio, Jose, tía de Víctor y cuñada de Paco, hizo hincapié en que la familia ha necesitado ayuda psicológica para sobrellevar el proceso. Recalcó que, para ellos, el juicio suponía un momento especialmente duro. La familia emprendió al poco de la muerte de Víctor una campaña para llamar la atención sobre la “violencia vial” y que este tipo de delitos sean castigados con penas más severas.