Los policías desplegaron todos sus recursos para buscar a los padres del bebé.
Los agentes de la Policía Nacional y Local de Burgos recibieron una llamada de un vecino alertando del llanto de un niño en el interior de un vehículo estacionado. Las patrullas acudieron al lugar e identificaron al bebé sentado en la silla de seguridad con el sistema de retención ajustado.
Los agentes se encargaron de localizar a los padres del bebé en un domicilio cercano. El padre explicó que había subido al niño al coche con la intención de que se durmiera y al bajar se le había olvidado que lo llevaba detrás.
Los policías desplegaron todos sus recursos para buscar a los padres del bebé. Se hicieron llamadas y se realizaron búsquedas en el área para encontrar al progenitor.
Los agentes de policía trabajaron en equipo para garantizar la seguridad y el bienestar del bebé. Estuvieron al tanto de la situación y se aseguraron de que el progenitor fuera identificado y se hiciera cargo de su hijo.
Los agentes de la Comisaría Provincial, con el objetivo de preservar la seguridad del pequeño, decidieron romper el cristal delantero del vehículo, situado en el lado contrario donde se encontraba el menor. Una vez abierta la puerta, los oficiales sacaron al niño, quien se encontraba llorando; los agentes hicieron todo lo posible por tranquilizarle y envolverlo con una manta. Después de comprobar que el bebé estaba en buen estado de salud, se iniciaron las gestiones pertinentes para determinar quién era el propietario del coche y a qué dirección se encontraba asociado.
Una vez confirmado el domicilio, los policías se acercaron al lugar y un hombre abrió la puerta. Al ver al niño reconoció que era su hijo, y explicó a los agentes que él y su esposa eran padres de una numerosa familia con un recién nacido al cuidado de unos amigos, quienes habían ido a visitarles.