La aplaudida reacción de la dueña de un bar cuenta tras lo que hicieron unas clientas: “Es que flipo”

El comentado suceso en un bar.

Recientemente, la dueña de un bar compartió en X (anteriormente conocido como Twitter) una experiencia peculiar que vivió con un grupo de cinco mujeres que visitaron su establecimiento. Esta situación, que no es común en su negocio, ha generado una gran cantidad de reacciones en la plataforma social.

“Ayer vinieron 5 chicas a tomar algo, consumieron 4, la 5 se trajo su comida y su botella de agua, ni pidió permiso, debe ser un merendero ahora mi curro y no me he enterado, el caso es que no la dije nada, era una hora tranquila”, explicó la propietaria en su primer mensaje en la red social de Elon Musk.

La anécdota no terminó ahí. Cuando el grupo se marchaba, la mujer que no había consumido nada en el bar le entregó a la dueña los restos de su comida para que los tirara a la basura. Esta acción sorprendió aún más a la dueña del local.

Reacciones en las redes.

“Cuando se iban me trae la bolsa con el envase y demás de lo que había comido y me dijo si podía dármelo para que lo tirara a la basura”, relató en X. La respuesta de la dueña fue tajante: “Es que flipo, entras a mi bar, no saludas, no pides ni permiso, comes y bebes de fuera y encima que te lo tire”.

La publicación, como era de esperarse, se convirtió en un foco de debate en la red social. En su mayoría, los comentarios apoyaron a la dueña del bar, aunque hubo algunas excepciones. Una usuaria, por ejemplo, mencionó que su hijo tiene un trastorno alimenticio y necesita llevar su propia comida.

“Mi hijo tiene un trastorno alimenticio y salvo contadas ocasiones, tengo que llevarle su comida. Mi costumbre nada más que piso el establecimiento es preguntar si podemos sentarnos y darle a él su tupper. Hay sitios que me lo permiten y otros que no, pero yo siempre pregunto”, escribió esta persona en X.

Comprensión y empatía.

En respuesta, la dueña del bar aclaró que en circunstancias como esa, no tendría inconveniente en permitir que el niño comiera su propia comida. Esta interacción mostró un lado más comprensivo y humano de la dueña, destacando que la falta de respeto y consideración inicial fue lo que realmente le molestó.

Este intercambio en X ha puesto de relieve la importancia de la cortesía y el respeto en las interacciones cotidianas, especialmente en el ámbito de los negocios de hostelería. La experiencia de la dueña del bar es un recordatorio de que las normas básicas de convivencia y el respeto por el espacio y el trabajo de los demás son esenciales para mantener una buena relación entre clientes y proveedores de servicios.

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