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Fallece un niño de 8 años tras tragarse diez imanes cuando hacía un reto viral

Un niño muere por tragar imanes siguiendo un reto viral

Los retos virales pueden ser divertidos, pero también pueden tener consecuencias fatales. Eso es lo que le ocurrió a Rhys Millum, un niño inglés de ocho años que murió por ingerir diez bolas magnéticas. Estas bolas, que se usan como juguetes o adornos, tienen un diámetro de solo 3 milímetros, pero son capaces de unirse entre sí y causar graves daños internos.

Rhys, que vivía en la ciudad de Harrogate, se tragó los imanes dos días antes de su muerte. Sin embargo, nadie se dio cuenta de lo que había hecho, ni siquiera él mismo. Solo se quejó de dolores de estómago, que fueron atribuidos a una infección viral por los médicos que lo atendieron en el hospital.

Un diagnóstico erróneo y una agonía sin fin

La madre de Rhys, Samantha Millum, relató el calvario que sufrió su hijo. Según ella, el niño estaba “doblado y gritando” del dolor cuando lo llevó al hospital. Allí le hicieron tres exámenes abdominales, pero ninguno detectó que tuviera el intestino perforado o apendicitis. Le administraron analgésicos y lo mandaron a casa con un diagnóstico de adenitis mesentérica, una inflamación de los ganglios linfáticos del abdomen.

Pero el alivio fue temporal. Rhys no podía comer nada sin vomitarlo. Su estado empeoró hasta que sufrió un paro cardíaco. Los paramédicos intentaron reanimarlo durante casi una hora, pero fue en vano. Un examen postmortem reveló la verdadera causa de su muerte: las diez bolas magnéticas que había tragado le habían obstruido y perforado el intestino.

La influencia de las redes sociales y el riesgo de los imanes

¿Por qué el menor se tragó los imanes? Nadie lo sabe con certeza, pero la más probable hipótesis es que quiso imitar un reto viral que circulaba por TikTok. Se trata del “desafío de perforación”, que consiste en colocarse las bolas magnéticas en las mejillas para simular que se tiene un piercing. Algunos niños se las meten en la boca y acaban tragando accidentalmente.

La forense Catherine Cundy, que investigó el caso, expresó su preocupación por el peligro de estos objetos, especialmente para los niños pequeños. Aunque reconoció que las bolas magnéticas son legales y están disponibles en el mercado, esperó que la tragedia de Rhys sirviera para concienciar a los padres y a los niños sobre los riesgos que conllevan. También pidió a las autoridades que tomaran medidas para regular su venta y advertir de su potencial peligro letal.