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Fallece trágicamente María Jiménez a los 73 años, solo un día después que María Teresa Campos

María Jiménez se nos fue, pero nos dejó su arte y su rebeldía

Hoy es un día triste para la música española. Nos ha dejado María Jiménez, la cantante que puso voz al despecho, al coraje y a la libertad. La trianera, que tenía 73 años, llevaba tiempo apartada de los focos por culpa de unos problemas de salud que le dieron más de un susto.

Su familia ha sido la encargada de dar la noticia a través de un comunicado a Europa Press: «Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que lucho contra todas las adversidades más allá de lo imaginable». Y es que María era una luchadora nata, que no se dejaba vencer por nada ni por nadie.

Una artista comprometida.

A pesar de su delicado estado, la artista no dejó de trabajar y de sorprendernos con su talento. En 2020 sacó su último disco, el número 19 de su carrera, y hace menos de un año presentó junto al exalcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, la Fundación María Jiménez, una organización que nació con el objetivo de combatir la violencia de género y apoyar al colectivo LGTBI+.

María siempre fue una mujer comprometida con las causas sociales y no tuvo reparos en contar en televisión los malos tratos que sufrió por parte de su marido y padre de su único hijo vivo, Pepe Sancho, con quien mantuvo una relación tormentosa que acabó con dos bodas y dos divorcios. María no se callaba nada, ni en lo personal ni en lo profesional.

Una artista irrepetible con una extensa carrera de éxitos.

Su carrera musical empezó en los tablaos flamencos de Triana al finalizar el franquismo. Su primer disco fue producido por Gonzalo García Pelayo y contó con los arreglos del guitarrista Paco Cepero. De María La Pipa a María Jiménez. En ese álbum había de todo: rumbas, tangos, bulerías, boleros, rancheras y baladas de Silvio Rodríguez, Lolita de la Colina o Amancio Prada. La crítica la comparó con Bambino en mujer (ella decía «con tetas») porque, como el de Utrera, cantaba como nadie el dolor y el desamor.

En 1978 lanzó ‘Y se acabó’. Esa canción que habla de una mujer que decide poner punto final a una situación de maltrato refleja muy bien cómo era María: un icono, una huracán, una desinhibida, una canalla, una inagotable. Rota pero inquebrantable.

Una bestia escénica con una producción prolífica en sus primeros años y que supo renacer de sus cenizas gracias a su colaboración con La cabra mecánica en la ‘Lista de la compra’ y, sobre todo, con ‘Donde más duele’, un disco con versiones de Joaquín Sabina que la acercaron a generaciones más jóvenes.

El drama de la pérdida de su hija.

La vida no fue fácil para María. Perdió a su hija Rocío en 1985 en un accidente de tráfico y tuvo que enfrentarse a varios problemas de salud, como un cáncer de mama, una neumonía y una grave afección intestinal que durante semanas hizo temer por su vida. Pero María nunca perdió el sentido del humor y siempre nos hacía reír con sus ocurrencias cada vez que salía en la tele.

Además de sus casi veinte discos, Jiménez participó en más de diez películas y series. Recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura de España y el premio Andalucía Excelente a la trayectoria. Hace apenas dos años, con lágrimas en los ojos -«yo nunca lloro», resaltó- recogió la Medalla de la Ciudad de Sevilla, pero nunca le fue concedida la de Andalucía pese a que siempre estuvo en las quinielas por su extensa y carismática trayectoria.

María Jiménez se nos fue, pero nos dejó su arte y su rebeldía. Su voz seguirá sonando en nuestros corazones y en nuestras gargantas. Gracias, María, por ser tú. Descansa en paz.