Trágica noticia.
Hay días en los que la actualidad deja de ser una sucesión de titulares y cifras para convertirse en algo mucho más humano. Momentos en los que la noticia se impone con una fuerza silenciosa, capaz de paralizar el ritmo cotidiano. Cuando ocurre, todo parece detenerse: el trabajo, las rutinas, incluso las palabras.

A veces, un suceso logra atravesar la barrera que separa lo público de lo íntimo. No se trata solo de la relevancia del hecho, sino de la sensación de pérdida compartida que deja tras de sí. En esos instantes, la distancia entre periodista y lector se acorta, y el impacto se vuelve colectivo.
Hoy es uno de esos días en los que las redacciones se quedan sin ruido y las pantallas parecen más frías que nunca. Porque una ausencia, cuando se trata de alguien que dedicó su vida a contar historias, deja un silencio distinto: más hondo, más humano.
La historia detrás del silencio.
El periodismo gallego ha amanecido con una noticia que nadie habría querido escribir: ha fallecido María Doallo, periodista de La Voz de Galicia, a los 35 años. Su nombre, habitual en las secciones de Cultura y Sociedad, era sinónimo de cercanía y curiosidad, dos virtudes que guiaron toda su trayectoria.
Compañeros y lectores la recuerdan por su manera de mirar el mundo, con una sensibilidad que traspasaba las páginas. Graduada en la Universidad Complutense de Madrid, Doallo comenzó su camino profesional entre prácticas, empleos temporales y experiencias diversas antes de encontrar su lugar definitivo en el medio gallego.

Su llegada a La Voz de Galicia en 2019 fue el inicio de una etapa luminosa. Lo que empezó como una sustitución temporal se transformó en una colaboración estable, cimentada en talento, empatía y pasión por el oficio.
Vocación y cercanía.
Quienes trabajaron a su lado la describen como una periodista de alma inquieta. Prefería las historias pequeñas, las conversaciones sin prisa, los relatos donde el corazón pesaba más que el dato. Tenía la capacidad de transformar lo cotidiano en significativo, de dar voz a quienes pocas veces la tienen.
En el medio donde desarrolló su carrera, la recuerdan como alguien que “sabía escuchar” y que encontraba belleza en los detalles mínimos. Rehuía del foco y de la grandilocuencia: lo suyo era el rostro humano de las noticias, las vidas anónimas que construyen cada comunidad.
El último adiós.
Este fin de semana, familiares, amigos y compañeros se han reunido para despedirla en Ourense, su tierra. En un ambiente sereno y cargado de afecto, se celebraron los actos en su memoria, con un funeral en Melias, el lugar que ella consideraba su refugio emocional.
Desde a Deputación de Ourense, co seu presidente Luis Menor, manifestamos o noso profundo pesar por esta triste nova.
O noso máis sentido pésame a súa familia, amigos e compañeiras e compañeiros de La Voz de Galicia.
Descansa en Paz.https://t.co/FFUe86b6rR
— Deputación de Ourense (@DeputacionOU) October 25, 2025
La familia ha pedido respeto y discreción, deseando que el recuerdo se conserve con la misma calma con la que María solía escribir. No hubo flores, solo palabras, abrazos y una certeza compartida: que su trabajo seguirá vivo en cada historia que inspiró.
La huella de quien contó la vida.
Desde las instituciones locales hasta las redes sociales, los mensajes de condolencia no han dejado de multiplicarse. Compañeros de profesión, lectores y autoridades han querido rendir homenaje a una periodista que, sin buscar protagonismo, se ganó el cariño de todos. La Diputación de Ourense ha expresado su pesar con un mensaje en el que subraya el valor humano y profesional de Doallo, recordando su contribución al periodismo cercano y comprometido con su comunidad.
Estamos normalizando de una manera qué asusta, muertes de personas. muy jóvenes por enfermedades raras.
D.E.P esta periodista de La Voz de Galicia Maria Doallo. pic.twitter.com/Oqelxi5Knb— CSI_MIR (@CSIMIR1) October 26, 2025
Su partida ha dejado una emoción difícil de nombrar. Más allá de las redacciones y los titulares, la noticia ha calado en todos los que, de una forma u otra, fueron tocados por sus palabras. Hoy, el mundo del periodismo llora la pérdida de una de las suyas, y el eco de su ausencia resuena como la más humana de las noticias: la que duele y une al mismo tiempo.