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«Espacio libre de…». El bar de Coruña con un indignante cartel en contra de los madrileños reabre y la vuelve a liar

Unas vacaciones en Galicia que encendieron la chispa

En un verano donde las figuras políticas como Ayuso o Almeida no lograron captar toda la atención mediática con sus escapadas a Galicia, un pequeño bar en Mera, Oleiros, en A Coruña, se convirtió en el inesperado protagonista de las vacaciones más comentadas en Madrid. Los dueños del bar Puerto Martina, ubicado en el paseo marítimo de este encantador rincón gallego, decidieron adelantar su descanso anual a la semana del puente de la Asunción. El motivo: el agotamiento ante la actitud irrespetuosa de algunos turistas, principalmente procedentes de Madrid, según sus propias palabras.

La noticia, que fue difundida por primera vez por Quincemil el pasado 12 de agosto, se extendió como un reguero de pólvora por toda España, generando un acalorado debate sobre los pros y los contras del turismo masivo. Mientras algunos defendían el derecho de los hosteleros a proteger su negocio de lo que consideran una clientela perjudicial, otros criticaban la decisión como una muestra de xenofobia hacia los turistas madrileños.

El bar bajo asedio digital y la vuelta con un mensaje claro

El bar Puerto Martina no solo se enfrentó a la presión de los turistas en persona, sino que también sufrió las consecuencias en el mundo digital. Fue víctima de un fenómeno conocido como «review bombing», donde una avalancha de críticas negativas invadió sus perfiles en plataformas como Google y redes sociales. A pesar de este ataque virtual, el establecimiento volvió a abrir sus puertas el 19 de agosto, esta vez con un cambio significativo: un cartel en la entrada que advierte que el local es un «espazo libre de fodechinchos».

Este término, que se ha popularizado en Galicia en los últimos años, hace referencia a aquellos turistas considerados irrespetuosos. Su origen se remonta a las Rías Baixas, donde algunos visitantes se aprovechaban de los pescadores para conseguir jureles, conocidos como chinchos en gallego, sin pagar por ellos. El cartel, que cita frases emblemáticas de la polémica publicación en Facebook de los dueños del bar, como «Dos ron colas y cuatro vasos» o «Unas olivas para acompañar», deja claro que los propietarios han decidido mantenerse firmes en su postura contra este tipo de clientela.

El trasfondo del hartazgo y la atención mediática

Los dueños de Puerto Martina, en una entrevista con Quincemil, explicaron que su hartazgo no surgió de la nada. Según María, una de las propietarias, la supervivencia del bar depende de los clientes que los apoyan durante todo el año, no de los turistas veraniegos que, lejos de aportar beneficios, los «empobrecen». Estos turistas, a menudo, ocupan espacio en la terraza pero con un consumo mínimo, una situación que se ha vuelto insostenible para el negocio. Además, los propietarios han denunciado actitudes «altivas» y «prepotentes», junto con situaciones incómodas con menores que se negaban a presentar el DNI para consumir alcohol y turistas que exigían pinchos o amenazaban con abandonar el local.

El polémico mensaje de Facebook no dejó indiferente a nadie, especialmente la frase que provocó la mayor controversia: «si cae una bomba en Mera, quedan sin tontos en la meseta». Esta declaración, que hacía referencia a la afluencia de turistas esperada para el puente del 15 de agosto, fue considerada ofensiva por muchos madrileños, intensificando aún más la polémica alrededor del bar.

Repercusiones nacionales e internacionales

La controversia no se limitó a Galicia o a España. Desde que la noticia fue publicada por Quincemil, numerosos medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, han prestado atención a lo que en principio parecía ser un simple cierre temporal por vacaciones. La historia del bar Puerto Martina ha suscitado un amplio debate sobre la sostenibilidad del turismo y la relación entre visitantes y locales en destinos turísticos.

Mientras unos ven en los dueños del bar unos valientes que han plantado cara a un problema que afecta a muchos hosteleros, otros los acusan de alimentar un conflicto innecesario. Lo que está claro es que este pequeño bar en Mera ha conseguido, para bien o para mal, poner en el centro del debate la convivencia entre residentes y turistas en lugares de gran afluencia turística.