Guerra abierta en el restaurante tras la peor primera impresión de la historia de ‘First Dates’.
En el mundo de la televisión, hay un género que nunca se agota: el de las citas. Se trata de programas que nos muestran cómo personas desconocidas se conocen y tratan de encontrar el amor, o al menos pasar un buen rato. Dentro de este género, hay uno que destaca por su originalidad y éxito: ‘First Dates’, el formato de Cuatro que lleva varias temporadas enganchando a la audiencia y recibiendo el aplauso de la crítica.
‘First Dates’ es un programa que nos invita a entrar en un restaurante muy especial, donde solteros y solteras de todas las edades, gustos y condiciones se citan a ciegas con alguien que, según un test previo, es compatible con ellos. El encargado de recibirlos y presentarlos es el carismático Carlos Sobera, que hace de anfitrión y cupido, y que les acompaña durante toda la velada, desde el primer saludo hasta el momento de la decisión final: ¿quieren tener una segunda cita o no?
El programa no solo nos entretiene con las anécdotas, los nervios, los aciertos y los desaciertos de los comensales, sino que también nos enseña algo sobre el amor y las relaciones en el siglo XXI. Nos muestra cómo han cambiado las formas de conocerse y de ligar, cómo se vive la diversidad y el respeto, y cómo se puede seducir a nuestra pareja ideal con consejos y estrategias que nos da el propio Sobera o los expertos que colaboran en el programa.
“Eres fea y, físicamente, eres un coco”.
Pero no todo es color de rosa en ‘First Dates’. A veces, las citas pueden ser un auténtico desastre, y terminar en un rotundo fracaso. Esto es lo que le ocurrió a María y Pablo, una empresaria de 68 años y un cantante de 62, que acudieron al restaurante con las expectativas muy altas, pero que se llevaron una gran decepción.
María y Pablo se vieron por primera vez en el reservado, donde se supone que debían tener una cena romántica. Sin embargo, la cita duró apenas unos segundos. María, al ver a Pablo, no pudo ocultar su desilusión, y le soltó una frase lapidaria: “Yo lo quería con pelo”. Pablo, que se sintió ofendido, le respondió con otra igual de hiriente: “Eres fea y, físicamente, eres un coco. Yo la quería guapa y esbelta, y no”.
Los dos se levantaron de la mesa y se marcharon sin más, dejando a Sobera y al público boquiabiertos. Antes de irse, se desahogaron ante las cámaras del programa, lanzándose más insultos y reproches. María dijo que le habían puesto “uno muy feo, encima calvo y antipático”, y que le había insultado y le había parecido “descarado”. Pablo dijo que no soportaba “la falta de respeto y la poca educación”. Ambos afirmaron que se merecían algo mejor, y que no querían volver a ver al otro nunca más.
Así fue una de las citas más breves y desastrosas de la historia de ‘First Dates’, el programa que nos muestra el amor en todas sus facetas, desde la más bonita hasta la más cruel. Y, lo mejor de todo, es que a veces da a sus participantes una segunda oportunidad, como la vida misma. Así, aquella no fue la última vez que vimos a María en el programa de citas más famoso de la televisión.
El regreso de María al plató-restaurante.
Con el paso del tiempo, la empresaria volvió al restaurante de Cuatro para volver a probar suerte con la pareja que le había elegido el programa. “Estoy dispuesta a dejar a mis siete amantes si encuentro a un hombre que me enamore”, reconoció orgullosa.
Su cita fue Fabián, un fotógrafo que se definió como “un hombre apasionado, al que le costaría vivir sin mujeres”. A sus 43 años, el gallego comentó que buscaba a una mujer “de 55 para arriba”. María, gratamente sorprendida por el llamativo look del fotógrafo, con pelo de colores incluido, no se creía que fuera su cita.
Fabián no dudó en elogiarla una y otra vez, alabando sus labios y su belleza. “Tengo que perder unos kilitos…”, admitió María, pero el fotógrafo se lo rebatió: “Estás estupenda, además, a mí me gustan las mujeres así”, le explicó. Ambos destacaron que eran muy activos, también.
Fabián, para convencerla de que le gustaba, se llegó a levantar en medio de la velada para besarla: “Lo hace muy bien”, comentó el gallego. “¿Cómo vas tú de poder adquisitivo?”, le preguntó con descaro María, cuestión que no le gustó mucho al fotógrafo, aunque respondió que no se podía quejar.
Finalmente, en el privado volvieron a besarse, pero tras tanto intercambio de cariño, aunque él no quiso tener una segunda cita porque no le había gustado que le preguntara cuánto ganaba. Ella quedó sorprendida por la, para ella, inesperada negativa del fotógrafo, pero quiso quedar como amigos.