Trágico suceso.
Hay sucesos que atraviesan las fronteras del dolor privado y se instalan en la conciencia colectiva. A veces basta una historia de amor, aventura y juventud truncada para que miles de personas en todo el mundo sientan un nudo en el estómago. La muerte de Stacey Tourout y Matthew Yeomans, dos influencers canadienses amantes de los caminos imposibles, ha sido precisamente uno de esos golpes que detienen el tiempo.
Eran conocidos por documentar sus viajes por el mundo en un Toyota Chinook modificado por ellos mismos para convertirse en su hogar sobre ruedas. En su canal de YouTube, Toyota World Runners, compartían los retos y maravillas de recorrer el planeta a bordo de un vehículo 4×4. Su proyecto inspiraba a miles de seguidores a lanzarse a la carretera con una mezcla de valentía y romanticismo.
Un camino que no tenía retorno.
Pero su última aventura terminó de la forma más devastadora. Mientras exploraban una zona montañosa en Columbia Británica, su vehículo cayó por un acantilado, cobrándose la vida de Matthew en el acto. Stacey, gravemente herida, fue hallada desorientada a varios metros del lugar del accidente y trasladada en helicóptero al hospital de Nakusp, donde falleció horas más tarde.
Así lo confirmó el equipo de rescate de Kaslo (SAR), que llegó al lugar tras una llamada de emergencia. “Localizamos a una persona sin signos vitales y a otra con heridas críticas”, indicaron en su comunicado oficial. El suceso ocurrió en una de las zonas más remotas y complicadas del recorrido, donde incluso los más experimentados se lo piensan dos veces antes de avanzar.
La advertencia que nadie quiso escuchar.
En su último vídeo publicado, grabado en la isla de Vancouver, se ve a Matthew evaluando el terreno con visible preocupación. Dudaba sobre si continuar, consciente de que las condiciones eran especialmente difíciles. “No sé si deberíamos hacerlo, tenemos un viaje en dos días”, comentó frente a la cámara, sin imaginar que esas palabras serían las últimas que escucharían muchos de sus seguidores.
Acompañado por otro aficionado al todoterreno, Matthew parecía debatirse entre el riesgo y la prudencia. Finalmente, tomaron la ruta peligrosa que acabaría sellando su destino. Se habían comprometido recientemente y planeaban casarse el año siguiente. Su historia parecía una promesa constante de futuro, hasta que todo se detuvo de forma brutal.
Dolor que atraviesa continentes.
La noticia fue comunicada por la madre de Matthew a través de redes sociales, en un mensaje desgarrador. “Los perdimos a ambos trágicamente, en las montañas que tanto amaban”, escribió. El texto terminaba con una frase que rompía cualquier intento de entereza: “Están juntos para siempre, como sabíamos que siempre estarían”.
Miles de seguidores se volcaron en mensajes de condolencia y homenajes espontáneos. Muchos recordaron cómo sus vídeos les ayudaron a superar momentos difíciles, a soñar con una vida diferente o a lanzarse a nuevas aventuras. Lo que fue una historia de amor y libertad se convirtió, de golpe, en una advertencia silenciosa sobre los peligros que esconde la belleza salvaje.
Un acto de valor en medio del caos.
Colin Stuart, amigo cercano de la pareja, fue testigo directo del accidente. Viajaba en otro vehículo y tomó la dolorosa decisión de conducir durante 25 kilómetros para buscar ayuda, dejando atrás a sus amigos heridos. A pesar de su rápida acción y de la intervención del equipo de rescate, el destino ya estaba sellado.
El testimonio de Colin y las imágenes del lugar revelan una mezcla de belleza y amenaza que marcó el estilo de vida de Stacey y Matthew. No vivían a medias, ni amaban con reservas. Su historia ha terminado, pero el eco de su pasión sigue retumbando en cada ruta sin señal y en cada pareja que se atreve a vivir con intensidad.
El final de un viaje que parecía eterno.
Lo que empezó como una promesa de libertad terminó en un silencio sobrecogedor. Stacey y Matthew no eran solo dos influencers; eran exploradores de vida, creadores de sueños sobre ruedas. Ahora, ese Toyota Chinook vacío sobre un precipicio se convierte en símbolo de todo lo que arriesgaron por vivir a su manera.
Su historia ya no avanza, pero sí permanece. Quienes los siguieron sienten el peso de una pérdida que no es solo ajena. Porque cuando alguien vive con tanta intensidad, su ausencia no se borra: se recuerda.