Los engaños en hostelería que las redes no dejan pasar.
Las redes sociales se han convertido en un escaparate donde se exponen todo tipo de experiencias en la hostelería, desde platos sorprendentes hasta prácticas cuestionables de clientes y negocios. Lo que antes quedaba en la anécdota entre camareros ahora se viraliza en cuestión de minutos, desatando debates y reacciones de todo tipo.

Entre los contenidos más comentados están los llamados simpas, la vieja estrategia de irse sin pagar. Aunque este tipo de fraudes llevan existiendo desde siempre, la tecnología ha dado nuevas herramientas a los hosteleros para identificar a los responsables y reclamar lo que les corresponde. Un reciente caso publicado en la cuenta de Twitter @soycamarero es un claro ejemplo de cómo los propietarios pueden enfrentarse a estas situaciones con astucia.
Un mensaje directo para recuperar el dinero.
En este caso, un grupo de clientes decidió marcharse sin abonar la cuenta, pero el dueño del local no se dio por vencido. Tras comprobar que no habían pagado, les escribió un mensaje directo por WhatsApp. «Hola. Estuve hablando con vosotros fuera de que había ido genial y tal… Quería preguntarte por el pago de la cuenta, ya que a ningún camarero le consta que se le haya pagado…», les dijo, adjuntando el ticket para que verificaran la situación.

Lejos de solucionar el malentendido, los clientes optaron por bloquear al hostelero en WhatsApp. Lejos de rendirse, el empresario recurrió a otra vía de contacto para recordarles que tenían una deuda pendiente y que, si no abonaban la cantidad, el siguiente paso sería una denuncia.
La amenaza de denuncia surte efecto.
El nuevo mensaje del hostelero fue directo: «Al bloquearme, sospechamos que os fuisteis sin pagar. Nos hemos puesto a mirar las cámaras y fue así. Os damos un margen de 24 horas para que os pongáis en contacto con nosotros. De no ser así, procederemos a la denuncia».
Esta advertencia sí tuvo respuesta. Uno de los clientes reaccionó rápidamente con un mensaje de disculpa. «Hola de nuevo, te pedimos disculpas por lo de ayer», escribió, reconociendo lo ocurrido y asegurando que estaban avergonzados por su comportamiento. Atribuyeron su simpa a unas copas de más y se ofrecieron a pagar a través de Bizum o transferencia.
Un final conciliador para una lección aprendida.
A pesar del intento inicial de evadir el pago, la historia terminó de forma positiva. El hostelero, en lugar de recriminarles lo sucedido, optó por una respuesta conciliadora. «No te preocupes, cosas que pasan. Ya lo he recibido. Muchas gracias!», respondió tras recibir el dinero.
El cliente, por su parte, cerró la conversación con un último mensaje de arrepentimiento: «A ti. Y disculpas!!». El caso refleja que, aunque algunos intenten aprovecharse, la tecnología y la determinación de los hosteleros pueden ser claves para evitar injusticias y recuperar lo que les corresponde.