De pareja icónica a amigos entrañables.
Sara Carbonero e Iker Casillas fueron, durante años, una de las parejas más queridas y admiradas por los españoles. Su historia de amor cautivó a millones, convirtiéndose en el ejemplo perfecto de cómo el fútbol y los medios de comunicación podían unir a dos personalidades en un romance que parecía inquebrantable. A través de los años, la pareja siempre mantuvo un perfil bajo respecto a su vida privada, a pesar de estar bajo el escrutinio constante de los medios y el público. Cuando anunciaron su separación en 2021, lo hicieron con elegancia y discreción, manteniendo una relación cordial y cercana por el bien de sus hijos, Martín y Lucas.

Aunque su matrimonio llegó a su fin, el vínculo que les une no se ha roto, y la admiración mutua es palpable. Han dejado claro en repetidas ocasiones que su prioridad son sus hijos y que, a pesar de ya no ser pareja, siguen siendo una familia. La complicidad y el respeto que comparten ha sido un ejemplo de madurez y equilibrio, algo que pocos logran después de una ruptura tan mediática. Los españoles los siguen viendo como un equipo, aunque ya no en el sentido romántico.
Ahora, años después de su separación, tanto Sara como Iker continúan demostrando su capacidad para enfrentar las adversidades y proteger a los suyos. La relación que mantienen es amistosa, y su unidad en cuanto a la crianza de sus hijos es un reflejo de la madurez y el compromiso que ambos tienen con su bienestar.
El comunicado que sacudió las redes.
Recientemente, Sara e Iker han tenido que tomar una medida que, en otras circunstancias, habrían preferido evitar. Aunque siempre han sido muy cuidadosos de no pronunciarse sobre su vida personal, han decidido alzar la voz ante los rumores que giraban en torno a sus hijos. Los medios comenzaron a especular sobre la elección del apellido que los niños llevarían en sus equipaciones de fútbol, insinuando que habían optado por “Carbonero” en lugar de “Casillas”. Ante estas especulaciones, la expareja decidió poner un límite claro a las habladurías con un comunicado conjunto.
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“Nunca solemos pronunciarnos sobre nada que tenga que ver con nuestra vida personal, y así seguirá siendo”, inicia el comunicado, dejando claro que esta declaración es una excepción. Sin embargo, el motivo que les llevó a escribir estas líneas es, como ellos mismos expresan, la necesidad urgente de proteger a sus hijos de la exposición mediática. “El motivo que nos lleva a escribir estas líneas es pedir encarecidamente a quien corresponda que se deje de hablar inmediatamente (mención aparte la ligereza y desinformación con la que se está tratando el tema) de nuestros hijos, menores de edad, en medios públicos”, subrayan, haciendo hincapié en el peligro de que los menores sean expuestos innecesariamente a la opinión pública.
El mensaje de Sara e Iker no solo responde a una especulación puntual, sino que también busca establecer un precedente claro. Piden respeto hacia sus hijos y exigen que se detengan las informaciones que los involucran. La privacidad de sus pequeños, de 8 y 10 años, es su máxima prioridad, y recalcan que ambos están “unidos y alineados en todas las decisiones importantes, así como en la educación y protección del bienestar de los niños”.
Un mensaje de advertencia.
A medida que el comunicado avanza, la expareja deja claro que no permitirán que sus hijos sean objeto de especulaciones o rumores malintencionados. Destacan que sus hijos están en una etapa crucial de desarrollo, en la que su “personalidad y autoestima” están formándose, por lo que cualquier exposición pública innecesaria podría ser “totalmente contraproducente”. En este sentido, recalcan lo importante que es proteger a los menores en momentos tan delicados, sobre todo cuando las especulaciones pueden tener consecuencias graves.

Sara e Iker, quienes siempre han optado por el silencio y la discreción, insisten en que esta decisión de hablar públicamente se debe a la gravedad del asunto. “El motivo de saltarnos este ‘código’ que siempre hemos elegido, el del silencio, no es ya solo por la tergiversación, la especulación grave y las barbaridades que tenemos que escuchar, sino porque hablamos de dos menores, vulnerables, que no tienen nada que ver con este mundo más allá de ser hijos de quienes son”, señalan, dejando clara su preocupación por el bienestar emocional de sus hijos.
Además, advierten del peligro que representa el hablar con tanta ligereza sobre asuntos familiares y personales, subrayando que “es peligroso jugar con estas cosas para luego llevarnos todos las manos a la cabeza con los temas realmente graves, como son el bullying y el acoso escolar y en cualquier otro ámbito”. Este llamado de atención refleja el temor de muchos padres en el mundo de hoy, donde la sobreexposición mediática puede tener consecuencias devastadoras.
Finalmente, el comunicado concluye con una advertencia clara. No habrá más declaraciones sobre este asunto, y cualquier persona o medio que insista en seguir enfocando la atención en sus hijos se enfrentará a acciones legales. “Los niños son sagrados. Los niños no se tocan. No todo vale”, afirman tajantemente, antes de agradecer la comprensión del público y los medios.