La trastienda del estadio.
Los relatos que salen de las cocinas, las barras y los mostradores de comida en eventos deportivos suelen gozar de gran eco en redes sociales. La hostelería en estadios no solo alimenta a miles de personas cada semana, sino también a la conversación digital, donde cualquier experiencia, buena o mala, se multiplica en cuestión de horas. Especialmente cuando se trata de situaciones inesperadas, los aficionados no dudan en sacar el móvil y compartir su versión de los hechos.

Con frecuencia, lo que ocurre en el descanso de un partido genera tanta atención como el propio resultado deportivo. Los debates sobre el precio de una botella de agua, la calidad de un bocadillo o el tiempo que se tarda en hacer una cola son habituales en plataformas como X (antes Twitter). Y es que la comida rápida de estadio no solo debe saciar el hambre: también debe estar a la altura de un público cada vez más exigente.
Las quejas o alabanzas no entienden de idiomas ni fronteras cuando hablamos de eventos internacionales. Por eso, no sorprende que la última polémica viral haya llegado de la mano de un partido que buscaba ser histórico y terminó envuelto en críticas por lo que ocurría fuera del campo.
Un partido con sabor agridulce.
El pasado domingo, el estadio Santiago Bernabéu acogió el primer partido oficial de la NFL celebrado en España, un evento que reunió a más de 78.000 espectadores para ver a los Miami Dolphins enfrentarse a los Washington Commanders. El ambiente fue espectacular, pero algunos asistentes —en especial los que llegaron desde Estados Unidos— no quedaron precisamente encantados con todo lo que ofrecía el recinto.
Uno de los más críticos fue Jack Settleman, fundador de ‘Snapback Sports’, quien se pronunció con contundencia en la red social X. “Los estadios internacionales nunca parecen estar preparados para la cantidad que consumen los estadounidenses”, escribió, visiblemente molesto por la experiencia. Settleman denunció que “el grifo ya se ha agotado. La comida ya se ha vendido y, sin duda, el estadio no está diseñado para puestos de comida ni para facilitar la movilidad”.
Pero más allá del caos organizativo, fue la comida lo que encendió la mecha del descontento. Según mostraron varias imágenes compartidas por el propio Settleman y otros asistentes, algunos bocadillos vendidos a 10 euros apenas llevaban relleno. En el caso concreto de uno anunciado como de jamón ibérico, la cantidad de embutido era tan escasa que parecía más bien una broma de mal gusto.
¿Jamón ibérico o pan con aire?
La publicación de Settleman generó una oleada de comentarios y reacciones, especialmente al compartir la imagen del polémico bocadillo. “Qué vergüenza de gestión” o “te la han colado” fueron algunas de las respuestas más repetidas por los internautas. Lo curioso es que muchos asumieron que la empresa responsable del catering era estadounidense, aunque en realidad pertenece al grupo Hot Dog Truck, operador habitual en varios estadios españoles.
Este no fue un caso aislado: otras personas también subieron fotografías de sus pedidos, en los que los bocadillos aparecían visiblemente pobres en contenido. La percepción general fue de decepción, especialmente por los precios cobrados, que muchos consideraron desproporcionados respecto a la calidad ofrecida.
€10 iberico jamon sandwich at the Bernabéu @FootyScran https://t.co/fjCohxIlnb pic.twitter.com/4OPeUu3CFL
— Jack Settleman (@jacksettleman) November 16, 2025
Además de la comida, Settleman también señaló detalles como la falta de portavasos o las diferencias estructurales entre los estadios europeos y los americanos. En sus palabras, “la experiencia en los deportes europeos es muy diferente a la de los deportes americanos”, algo que varios usuarios debatieron, defendiendo los modelos de ambos lados del Atlántico.
Crónica de una queja viral.
Mientras algunos defendían que lo vivido era una excepción dentro de un evento de tal magnitud, otros recordaban que no es la primera vez que se critica la oferta gastronómica en grandes recintos. El debate sobre los precios en los estadios españoles, donde el agua, las pipas y los bocadillos lideran las ventas, no es nuevo. Lo que sí ha cambiado es la facilidad con la que se viraliza una mala experiencia.
La anécdota no ha tardado en convertirse en meme, objeto de discusión y hasta de parodia. En pocas horas, el caso ha generado miles de interacciones, destacando lo sensibles que son los aficionados —locales y extranjeros— cuando sienten que no se les trata con justicia. Porque al final, en un evento deportivo, el espectáculo se juega también en las gradas… y en los puestos de comida.
Y como suele ocurrir con estos temas, las redes han hecho su trabajo amplificador. La noticia ha sido muy comentada entre los internautas, quienes han convertido el bocadillo en símbolo de una experiencia que, para muchos, dejó más hambre que satisfacción.