La tormenta mediática sigue sobre Anabel Pantoja.
Anabel Pantoja continúa bajo el escrutinio público mientras la investigación por presunto maltrato infantil sigue su curso. ‘Vamos a ver’ ha recogido las últimas declaraciones de la influencer y colaboradora, cuya relación con la prensa se ha vuelto más tensa. Alessandro Lequio, fiel a su estilo directo, no tardó en emitir un juicio implacable sobre su actitud.

Mientras tanto, los padres de la pequeña Alma han tomado una decisión crucial: separar sus defensas para no comprometer la custodia de la menor si el proceso legal se complica. En este contexto, Anabel enfrentó a los medios con un mensaje claro: «Os agradezco que estéis aquí de verdad, pero yo tengo que hacer vida. Yo no os he perjudicado en vuestro trabajo, no me perjudiquéis en mi vida», expresó con visible incomodidad.
Sin poder contener la emoción, la sobrina de Isabel Pantoja insistió en su deseo de normalidad. «Voy a hacer mi vida si no os importa. Mi vida sigue. Quiero salir con la peque, que se calma con los paseítos», explicó ante las cámaras, sin lograr convencer a Lequio, quien analizó sus palabras con escepticismo desde el plató.
Un debate encendido en ‘Vamos a ver’.
Tras estas declaraciones, Adriana Dorronsoro quiso destacar la actitud conciliadora de Anabel, valorando el gesto de salir a hablar con los reporteros. «Lo primero que voy a hacer es agradecer esa generosidad de salir a la puerta con los compañeros, que llevan ahí días y decir esas palabras», señaló la presentadora. Sin embargo, su comentario no encontró respaldo en Lequio, quien la interrumpió tajantemente.

«Lo siento, Adriana, no. Yo no agradezco nada. Es más, estoy molesto con la actitud de Anabel», sentenció el colaborador, desatando el debate en el programa. Según su visión, Pantoja no puede ahora pretender privacidad después de haber convertido su vida en un espectáculo mediático. «Hace tres semanas hablábamos de la naturalidad con la que comentaba sus problemas con las almorranas. Pues con esa naturalidad tiene que entender que nosotros hablemos de todo esto», añadió con dureza.
A pesar de las críticas, Dorronsoro mantuvo su postura. «No tiene por qué salir a la puerta de su casa, solo ha hecho ese comunicado a través de sus redes sociales», argumentó la periodista. Pero Lequio no cedió y continuó señalando su incomodidad con la actitud de la colaboradora.
El apoyo de Alejandra Rubio.
«Con una cara de funeral y muy molesta con los medios», insistió el italiano, avivando la polémica. Su comentario generó una reacción inmediata en Alejandra Rubio, quien defendió a Anabel con vehemencia. «Estás siendo cero empático. Ponte a pensar en todo lo que le ha pasado a Anabel en este tiempo. Suficiente que coge y les contesta», replicó con firmeza.

Rubio no fue la única en salir en su defensa. «Ha vivido una desgracia y lo último que tenemos que hacer es cuestionar la cara que tiene. Igual no sabíamos qué cara tendríamos los demás», añadió, lanzando un dardo a quienes minimizan el impacto emocional del caso. Lequio, por su parte, se mantuvo en su línea: «Yo creo que he sido de los más empáticos», dijo, sin lograr calmar las críticas.
En ese punto, Alexia Rivas tomó la palabra para recalcar lo verdaderamente importante. «En lo que debemos pensar es en la niña porque no nos olvidemos que aquí la única víctima, en el caso de que la hubiera, es la niña», afirmó con contundencia, marcando un giro en la discusión.
La información por encima del personaje.
«Ahora mismo importa la niña, más que los padres», prosiguió Rivas, poniendo sobre la mesa la responsabilidad mediática en este tipo de coberturas. A su juicio, el comunicado de Anabel está lleno de contradicciones y podría acabar jugando en su contra. «En ese caso, es mejor callarse por ti misma para que no te perjudique», sentenció, poniendo fin al debate.

Sin embargo, antes de cerrar el tema, lanzó un último recado a la televisiva. «Dice que los medios no le perjudiquen en su vida. Los medios solo informan de unos hechos que suceden en unos juzgados, nosotros solo informamos y punto», concluyó, dejando en el aire la reflexión sobre los límites entre privacidad y exposición mediática.