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“Ahora se piden un zumo para cinco”: El precio de los bares de Mallorca los vacía y espanta a los turistas

El turismo en Sóller: terrazas llenas de turistas, pero con cajas cada vez más vacías

BAR MONACO – BARES NORMALES DE PALMA

En el corazón de Sóller, uno de los enclaves más pintorescos de la Serra de Tramuntana en Mallorca, las terrazas continúan impecablemente alineadas, pero su ocupación ya no es la de antaño. Los turistas siguen llegando, fotografiando cada rincón, pero el consumo en bares y restaurantes se ha reducido drásticamente. “Hay turistas que ahora piden un zumo de naranja y se lo toman entre cinco”, comenta el encargado de un bar local, reflejando un cambio de hábitos que inquieta al sector.

Turismo masivo, gasto mínimo

Los restauradores señalan varias causas para esta caída en la facturación: desde el auge del alquiler vacacional que atrae a visitantes con menor presupuesto y que prefieren comprar en el supermercado, hasta el encarecimiento de vuelos y estancias. Por su parte, los hoteleros apuntan también a un clima social en el que los mensajes sobre la masificación turística, la escasez de vivienda y la presión sobre el territorio están calando entre los viajeros.

El ambiente en las calles sigue siendo bullicioso, pero muchos de los visitantes evitan sentarse a comer. “La gente está gastando menos. Ahora te piden un zumo de naranja [6,5 euros] y se lo toman entre cinco personas”, explica Álex, del bar Es Firó, mientras el histórico tren de madera que une Palma con Sóller descarga decenas de turistas a pocos metros de su terraza.

Costes al alza y márgenes ajustados

La posibilidad de bajar precios para incentivar el consumo no está sobre la mesa para muchos negocios. “También ha aumentado la luz, al igual que los alquileres. Yo soy un currante y esto lo sufrimos todos”, lamenta Álex. Los datos del Instituto Nacional de Estadística confirman que en junio los precios en hostelería de Baleares fueron un 5% más altos que el año pasado, y un 30% más respecto a 2019.

Este fenómeno no solo afecta al sector gastronómico, sino también al mercado inmobiliario. El Banco de España alertó recientemente del incremento de viviendas destinadas al alquiler turístico, que en 2024 sumaron 50.000 más que el año anterior, desplazando a residentes y encareciendo aún más el acceso a la vivienda.

Facturación a la baja: hasta un 30% en algunos casos

Según CAEB Restauración, la caída media de facturación ronda el 6%-8%, aunque algunos locales sufren descensos de hasta el 20% o incluso un 30%. En zonas como el puerto de Sóller o el centro de Palma, algunos restaurantes han llegado a dar vacaciones a sus camareros en pleno julio ante la menor afluencia de clientes.

El perfil del visitante también está cambiando. “Prefieren buscarse una casa para alojarse, ir al súper y comprar allí sus cosas. Ya no es el cliente que sale a restaurantes a comer”, asegura Aina, del bar Can Tamany. Tatiana, del restaurante del hotel La Vila, confirma que ahora sus clientes “consumen menos y, en muchos casos, solo bebidas”, lo que le ha llevado a plantearse ofrecer productos más económicos aunque de menor calidad.

Un modelo turístico en revisión

Para el presidente de CAEB Restauración, Juan Miguel Ferrer, esta es la segunda temporada consecutiva con descensos importantes en la facturación. Lo achaca al encarecimiento generalizado de los costes, al menor poder adquisitivo de los turistas y a la competencia de supermercados que cubren parte de la demanda gastronómica. “Si los turistas optan por un bocadillo para ir a la playa en lugar de consumir en un restaurante, los efectos serán cada vez mayores”, advierte.

La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca también ha detectado “irregularidades” en la ocupación desde mayo, con zonas como Capdepera y Sóller más afectadas. El mercado británico ha reaccionado con lentitud y el escandinavo muestra “sensibilidad” a mensajes críticos con el turismo masivo.

Colapso de tráfico y tensiones vecinales

Pese a la menor facturación, acceder a Sóller sigue siendo complicado. Los atascos son frecuentes y los vecinos, agrupados en el movimiento SOS Sóller, llevan más de un año reclamando soluciones ante la dificultad para aparcar y el exceso de vehículos. “Nos resulta prácticamente imposible poder aparcar cerca de nuestra vivienda”, denuncian en su petición en Change.org.

El Consell de Mallorca prepara un proyecto de ley para limitar la entrada de vehículos y establecer una tasa disuasoria para coches que no tributen en Baleares en temporada alta. Según el Estudio de Carga de la Red Viaria, en 2023 entraron por los puertos de la isla 379.000 vehículos, lo que equivale al 40% del parque móvil de residentes, en una región que ya cuenta con 900 coches por cada 1.000 habitantes, la tasa más alta de España.

El reto de mantener el equilibrio

Sóller sigue atrayendo visitantes, pero el gasto por turista se reduce, lo que pone en entredicho un modelo que durante años se sostuvo en un consumo alto y constante. Entre la presión turística, el encarecimiento de la vida y el cambio en el perfil del visitante, restauradores y hoteleros afrontan un verano decisivo para redefinir estrategias en un destino que no quiere perder ni su atractivo ni su rentabilidad.