Trágico suceso.
Emilio Lusquiños Martínez, conocido cariñosamente como ‘el cuco del Orzán’, fue encontrado sin vida en su hogar en la calle del Orzán, A Coruña. Su ausencia, notada por vecinos y allegados, encendió las alarmas tras varios días sin señales suyas. La intervención de los bomberos, alertados por la Policía Nacional, confirmó el fatal desenlace el pasado domingo. Emilio tenía 68 años y, hace apenas tres meses, había ganado cerca de 1,2 millones de euros en la Bonoloto.
Vecinos y amigos quedaron consternados por la noticia. Emilio, un hombre amable y cercano, era bien conocido en su comunidad, tanto por su carácter afable como por su activa participación en el programa de Radio Voz ‘Voces de A Coruña’. Cada mañana, sin falta, enviaba mensajes cargados de optimismo que resonaban entre oyentes y locutores. Esa repentina falta de contacto hizo que muchos sospecharan que algo no estaba bien.
Un giro inesperado en la vida de Emilio.
La vida de Emilio cambió radicalmente tras convertirse en millonario. Desde que el premio llegó a su cuenta bancaria, decidió compartir su alegría con los suyos. “Lo primero que hizo fue invitar a su peña de amigos a un buen festín”, recuerdan. Sin embargo, su generosidad no era algo nuevo; simplemente, ahora tenía los medios para llevarla a otro nivel. Su vida, que siempre estuvo marcada por la felicidad y el cariño hacia los demás, se convirtió en una celebración constante durante esos tres meses.
Aficionado incondicional del Deportivo de La Coruña, Emilio no dudó en destinar parte de su fortuna a seguir a su equipo donde fuera. De hecho, ya tenía el billete para acompañarlos a Málaga en su próximo partido. Sin embargo, ese viaje quedará pendiente. Su pasión por el fútbol y su equipo quedará como un legado que sus amigos y compañeros de peña honrarán cada vez que el Deportivo salte al campo.
Vivió rápido, pero se fue en paz.
“En tres meses vivió más que en el resto de su vida”, cuentan quienes lo conocían bien. Emilio no tenía familia directa, pero su círculo de amigos lo describía como alguien “entrañable, querido por todos”. No había rincón en A Coruña donde no se reconociera su figura sencilla y su calidez. La prensa local destaca cómo este coruñés de corazón, pese a las vueltas del destino, nunca perdió su humildad.
A pesar del impacto de su muerte, fuentes policiales han confirmado que falleció por causas naturales. Su repentina partida deja un vacío en la comunidad que lo conocía y lo quería. Pero también deja un ejemplo de cómo la fortuna puede ser disfrutada desde la generosidad y el amor por los demás.
Su legado permanecerá vivo en A Coruña.
Emilio Lusquiños Martínez no verá el próximo ascenso de su querido Deportivo, pero su espíritu seguirá vivo entre los aficionados que compartieron con él tantas ilusiones. La ciudad lo recordará como un hombre que, con o sin dinero, supo vivir la vida plenamente. Sus amigos y vecinos, quienes disfrutaron de su compañía hasta el final, aseguran que Emilio dejó el mundo como vivió: rodeado de cariño y siendo fiel a sí mismo.